Probablemente esta película sea mala y puede que nunca se estrene en salas comerciales de España. Pero pongo el cartel porque es el último filme en el que trabajaron juntos Michael Madsen y David Carradine, a la manera de Kill Bill. También porque merece la pena ver la pose chulesca de ambos. Es una de las 12 o 13 películas que rodó Carradine este año, antes de morir. Era más prolífico que Nicolas Cage. Se puede comprobar aquí.
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