Este año he conseguido ver todas las películas nominadas al Oscar en la principal categoría antes del reparto de premios. Me decepcionaron las nominaciones, en general. Para mí, los mejores largometrajes de producción americana de la temporada no estaban entre los candidatos: “El intercambio”, “Revolutionary Road”, “El caballero oscuro”, “Perdidos en Brujas” o “The Wrestler”. Cintas más notables que “The Reader” o “Frost contra Nixon”. Incluso “Tropic Thunder” es mejor que “El lector”, aunque me interesa por el trabajo de Kate Winslet y la historia. Winslet ha rodado de una tacada “The Reader” y “Revolutionary Road”. Y es la segunda la que merecía más nominaciones y más premios. Pero en Hollywood interesa todo lo relacionado con el nazismo y prefieren apartar la mirada cuando les ofrecen el retrato de un matrimonio en crisis. “El caballero oscuro” está basada en cómics y pertenece al fantástico, lo cual la imposibilita para aspirar a grandes premios, excepto el merecidísimo a Heath Ledger. Y tal vez crean que con Clint Eastwood ya han cumplido bastante. Una pena.
Lo admito: salí muy satisfecho de “Slumdog Millionaire”. Es una película que logra el equilibrio entre la tristeza y el júbilo, entre lo miserable y lo festivo, entre lo horrible de las chabolas y lo milagroso del amor. Gusta en Hollywood porque es colorista, exótica, porque antepone la búsqueda del amor verdadero a la obtención de dinero. Es un filme que se ajusta a los tiempos de crisis. Que revela que la economía no es tan importante si dispones de amor y salud. Me gusta la dirección de Danny Boyle. Pero digámoslo ya: no es una cinta tan notable como para recibir ocho premios en una misma edición. Danny Boyle ya hizo algo mejor que “Slumdog Millionaire”, y sólo nominaron a su guionista: me estoy refiriendo a “Trainspotting”, una obra de culto. “El curioso caso de Benjamin Button” me gusta más que la ganadora. Pero su director, David Fincher, también hizo mejores películas en el pasado. Por ejemplo, “Zodiac”, injustamente olvidada en los Globos de Oro y en los Oscar. Ha sorprendido que en el apartado de película de habla no inglesa no ganara una de estas dos favoritas: “La clase” o “Vals con Bashir”. El premio ha sido para Japón. En cuanto al actor principal, se esperaba que fuese para Mickey Rourke por “El luchador”, donde está perfecto. Se lo dieron a Sean Penn. Se lo quitaron a un rebelde que empieza a reformarse (Rourke) para entregárselo a un rebelde que ya se ha reformado (Penn). Su Oscar por interpretar a Harvey Milk es un símbolo para la comunidad gay. Era su quinta nominación y su segundo Premio de la Academia. Creo que lo merecía Rourke. Porque, aunque Sean Penn está increíble, es un actor que siempre sobresale. Siempre roza la maestría en todos sus papeles. Ya no necesita premios. Por eso debieron darle la oportunidad a Rourke. Es en el apartado de actores secundarios donde veo un reparto justo: Penélope Cruz y Heath Ledger. Penélope Cruz es muy buena cuando cae en manos de grandes directores y pasable cuando la dirigen tipos más pendientes de la producción que de ayudar a los intérpretes. De Ledger ya hemos escrito mucho.
En estos repartos de Hollywood pesan cuestiones como la política, la moral o la presión de las productoras (los Weinstein tienen fama de dar la brasa a los académicos para promocionar sin descanso sus películas). Entre otros factores. Estos días se ha hablado de los viejos errores de la Academia. El tiempo lo demuestra. “Munich” perdió frente a “Crash”. “Chicago” ganó a “Gangs of New York”. “L.A. Confidential” fue derrotada por “Titanic” y “Pulp Fiction” por “Forrest Gump”. Y así.