Fui a ver a La Sonrisa de Julia en la Sala Caracol de Madrid, o sea, casi a tiro de piedra de mi casa y al lado de la sucursal de Correos a la que suelo acudir algunas mañanas. No veía a la banda desde aquel rompedor directo que ofrecieron en el Centro Cultural de Caja España, en Zamora, creo que ya hace año y medio de aquello. La sala estaba llena y la mitad éramos de mi tierra, como es habitual. Me gustó el modo de tocar del nuevo miembro del grupo, al que aún no había escuchado. A Marcos Casal, Diego Rojo y Raúl Delgado se ha incorporado el zamorano Víctor Antón, quien con veinticuatro años toca la guitarra y los teclados. Su aportación se nota. Las canciones suenan más cañeras. En los periódicos y en los telediarios empiezan a prestarles atención, lo cual aplaudimos. El directo estuvo muy bien.
También en el teatro que tengo al lado de casa estrenaron una obra titulada “Llueve en Barcelona”. Una historia sencilla que retrata a tres personajes: una prostituta, su chulo y su mejor cliente. Tres personas. Dos actores (Víctor Clavijo y Toni Cantó) y una actriz (María Valverde). Un escenario con una cama, un sofá y demás mobiliario de piso de pobre. No se necesitan más medios para hacer buen teatro. La obra la escribió Pau Miró, y el texto se inspira en lo que él veía y escuchaba en una cafetería de su barrio, el Raval de Barcelona. Hay cierto encanto en estos personajes a la deriva. Enternecen esa fulana joven y ese proxeneta que apenas sabe leer y que disfruta yendo a McDonald’s a comer hamburguesas y a beber Coca-Cola como si ese fuera el culmen de la vida. Uno se enamora, además, del personaje de María Valverde. Es deliciosa esa prostituta ingenua y con ínfulas de lolita que empieza a interesarse por la pintura y la literatura que representa su mejor cliente, dueño de una librería. Inolvidable es el momento en que el librero le regala un libro y ella chilla de placer y se lanza a abrir la novela (“La isla del tesoro”) y a leer algunos párrafos.
Estuve viendo, pero esto en internet, algunos de los “falsos trailers” de la página web Teaserland. Junto a los teasers que concursan en el Festival Internacional de Trailers Falsos podemos ver piezas montadas por directores célebres del cine español, a quienes los responsables de la web invitaron a colaborar. Algunos han hecho trailers falsos y otros han hecho trailers de sus próximos proyectos. Por ejemplo, Eduardo Chapero-Jackson ha presentado el de su cortometraje “The End”, en el que sale Miguel Ángel Silvestre (El Duque, para quienes no sepan su auténtico nombre). Hernán Migoya, con quien me he carteado algunas veces, ha rodado un trailer falso y burlón que se titula “El Sudaca Sádico”. Y Daniel Monzón ofrece una breve escena de su película rodada en Zamora, “Celda 211”. Podemos ver la vieja prisión de mi ciudad por dentro, con Luis Tosar mostrando una imagen impresionante, que causa respeto y mete miedo. Juan Cruz y José Corbacho me han hecho reír con “My Best Friend’s Cock” (prefiero no traducirlo, por si hay señoras en la sala), una parodia de las comedias románticas americanas. Lo interesante de Teaserland es perderse en el menú y ver al azar algunas de estas piezas y de las que han hecho quienes participan en el concurso. Se encuentran joyas. Los “fake trailers” de películas que no existen no los inventó Quentin Tarantino, pero es cierto que gracias a él y a “Grindhouse” vuelven a estar de moda. Lo de Teaserland me parece una gran idea. El ganador del festival recibirá treinta mil euros para rodar un largometraje. Con un par de ideas, una cámara y un programa de edición se pueden alumbrar cortos muy interesantes.