Una recomendación de Karmelo Iribarren. Este poemario es diferente a otros que he leído. Recorre las últimas veinticuatro horas de la vida de un hombre que decide suicidarse. A medio camino entre la novela, la poesía y el diario, el narrador va desgranando sus sentimientos mientras el plazo que se ha fijado se agota. Aparecen los recuerdos, las despedidas, los secretos, las últimas conversaciones. Es la tragedia de un tipo cansado de vivir. El talento de Itzíar logra que no nos domine la melancolía y así los textos no caen en la tristeza, sino en una cierta celebración de lo que se ha vivido. Os dejo con un poema:
07:35
Me detengo
Nos miramos como tontos
O mudos
O dormidos
Hasta que Lolo me dice
Enseñándome el diente
Que vaya cara tengo
Le invito a que se mire al espejo
Y le aclaro que por lo menos yo tengo excusa
No he pegado ojo
Lolo no entiende a los jóvenes de hoy
Yo tampoco
Y se vuelve a reír
Con su diente de otro mundo
Luego te bajo el dinero
Le recuerdo
Porque no me gustaría morir con deudas
Esa es la razón
Me invita a desayunar
Y me cuenta que está jodido
Y cansado
De tanto trabajar
Y que no se jubila
Porque no sabría qué hacer
Yo le miro al diente
Y asiento
Y a punto estoy de invitarle
A morir conmigo
Me detengo
Nos miramos como tontos
O mudos
O dormidos
Hasta que Lolo me dice
Enseñándome el diente
Que vaya cara tengo
Le invito a que se mire al espejo
Y le aclaro que por lo menos yo tengo excusa
No he pegado ojo
Lolo no entiende a los jóvenes de hoy
Yo tampoco
Y se vuelve a reír
Con su diente de otro mundo
Luego te bajo el dinero
Le recuerdo
Porque no me gustaría morir con deudas
Esa es la razón
Me invita a desayunar
Y me cuenta que está jodido
Y cansado
De tanto trabajar
Y que no se jubila
Porque no sabría qué hacer
Yo le miro al diente
Y asiento
Y a punto estoy de invitarle
A morir conmigo