Confieso que no sé cuánto tiempo llevan en campaña Barack Obama y John McCain, los dos candidatos principales de las elecciones, pero tengo una sensación extraña, como si llevaran dando discursos varios años. Medio planeta está deseando que llegue el día de las elecciones y Bush por fin se retire del puesto. Obama nos gusta. Le gusta a mucha gente. Es difícil que Obama no te convenza, incluso ahora dice Colin Powell que le apoya. Obama es el Denzel Washington de la política. A todo el mundo le encanta Denzel Washington (salvo a los fachas): es un hombre ideal para muchas mujeres, le sobra talento y encarna a personajes que entusiasman a los hombres, aunque a veces haga de villano absoluto. Denzel da buen rollo. Es uno de esos tipos a los que dejarías que te cubriera las espaldas en mitad de una batalla. Con Obama pasa lo mismo. Dijo Paul Auster que B.O., de no ganar, sería por negro. Pero es más bien mulato. O mestizo. Los racistas norteamericanos estarán temblando, porque si él gana se echarán las manos a la cabeza. Sería su pesadilla convertida en realidad. Yo estoy convencido de su triunfo en las elecciones a la presidencia, pero al mismo tiempo temo las conspiraciones. La historia de USA demuestra que cuando aparecen los buenos tipos en la política, los asesinan. O lo intentan. Si nadie amaña las elecciones y Obama sale elegido, se pondrán en marcha las conspiraciones para quitarlo de en medio por la vía del gatillo. Es así. La historia lo demuestra.
Echo un vistazo a los candidatos principales. Parece un serial de buenos y malos. McCain es el malo. Obama es el bueno. El mestizo es el ángel que puede rescatar al mundo del hoyo en el que nos ha metido Bush. El blanco es el demonio con ojos de aviesas intenciones. Gane quien gane, Bush ya no estará, y eso es un avance, un alivio. Estados Unidos cree en el sueño americano. Y es lógico. Cada vez creerán más porque el país a menudo es gobernado por marionetas ineptas como el actual presidente USA. Así que pueden plantearse una regla de tres. Si un tipo como Bush llega al poder, se preguntarán, ¿hasta dónde podré llegar yo, que tengo talento y nobleza? Quizá ignoran que el sueño americano no es cuestión de suerte ni de oportunidades para todos, sino de enchufes, de puertas que se te abren, de a quién conoces, de pulsar los botones adecuados. Obama es lo que se conoce como cool. En política conviene una persona de ojos limpios. McCain no los tiene. Y, además de sus ideas republicanas, tiene otra tara: se parece a un sapo de cuento que jamás se convertirá en príncipe. La política no es como la música. En la música suele gustar más un chico malo, problemático, conflictivo, rebelde y canalla. Pero la política no es rock and roll. Estamos con Lluís Fox, quien en su blog dice lo siguiente: “Obama es la novedad, el cambio, la historia que corre a su ritmo en Estados Unidos. Un mestizo desafía el poder históricamente en manos de los blancos”. Si no gana, a medio planeta le va a entrar depresión.
Así que este candidato tiene buena imagen, gusta a las mujeres, es demócrata y supone una ráfaga de aire fresco en la Casa Blanca. Y le apoya gran parte de Hollywood: actores y directores cuentan con su respaldo. En Estados Unidos es muy importante la imagen. Y la publicidad. El cine americano tiene ambas cosas. Y no olvidemos el apoyo de los músicos. En un blog encontré una lista de cien músicos y bandas que apoyan a Obama. Lo tiene casi todo para ganar. Salvo los recuentos amañados y otras conspiraciones. Ojalá salga elegido. Que luego cumpla o no, es otra historia.