lunes, junio 02, 2008

Out, de Natsuo Kirino


Cuatro mujeres trabajan de noche en una fábrica. Están cansadas de la dureza del empleo y de sus vidas familiares, que incluyen hijos que no hablan con ellas, relaciones sexuales nulas, sacrificios varios y maltrato. Una de ellas estrangula a su marido. Las otras tres deciden ayudarla: despedazan el cadáver y reparten sus trozos por las afueras de Tokio. Sólo una de ellas lo hará por echar una mano. Las otras dos exigen dinero a cambio. La policía no tarda en encontrar algunas de las bolsas y, a partir de entonces, empiezan los interrogatorios, las pistas falsas, las sospechas, los errores, en un juego propio de novela negra en el que no faltan los detectives ni los mafiosos.
Natsuo Kirino, "reina japonesa del crimen", que obtuvo con este libro el Gran Premio de Escritores de Misterio, ha construido una novela sólida y profunda que, alejándose de las directrices del género (protagonistas masculinos y bebedores de whisky, tiroteos y persecuciones, narración en primera persona), no renuncia a algunas de sus claves (el dinero como motor de las acciones de casi todos los personajes, pero también la venganza; la complicidad entre los asesinos, los interrogatorios, las huellas y las pistas). El resultado es un libro de 550 páginas cuya lectura uno es incapaz de abandonar.
Kirino no sólo escribe bien y se toma su tiempo para tejer la red de relaciones entre los personajes, en los que no falta un antiguo asesino que se convierte en un falso sospechoso: además, no aburre, compone un retrato de la mujer actual en la sociedad japonesa y no renuncia a la crítica social.
La novela se sostiene sobre dos ejes. Por un lado, la trama y la tensión del relato, matizada por la desesperación de las mujeres a medida que van descubriendo sus errores tras el crimen. Por el otro, ese retrato de las afueras, del trabajo infernal de las fábricas y de los turnos de noche, de las mujeres que pierden sus antiguos empleos y se ven obligadas a currar de noche mientras, de día, se ocupan de atender la casa y cuidar a la familia; mujeres cansadas de dormir pocas horas y de la insatisfacción de sus matrimonios y de no ser bien consideradas porque ya no son jóvenes. Extraordinaria novela. Copio un fragmento:
En esos momentos, trabajar en el turno de noche se le antojaba insoportable. No era de extrañar que muchas de las mujeres en su misma tesitura acabaran neuróticas. Con todo, lo que las llevaba a la depresión no era tanto la oscuridad como la sensación de vivir con el paso cambiado, de ir siempre a contracorriente.
¿Cuántas mañanas había pasado atareada, sin un momento para respirar? Siempre había sido la primera en levantarse para preparar el desayuno y la comida, tender la ropa, vestirse, soportar el malhumor de Nobuki y llevarlo a la escuela. Había vivido muchos días pendiente del reloj, yendo de aquí para allá, sin tiempo ni siquiera para hojear el periódico o leer un libro, durmiendo menos horas de las necesarias para llegar a todo y sacrificando los pocos días festivos para hacer la colada y limpiar la casa.