Win Wenders dijo en Cannes que quería adaptar esta novela con Willem Dafoe de protagonista. Ya conocía el otro libro publicado por Ryu Murakami en España (Azul casi transparente), y lamento decir que Sopa de miso no está a la misma altura. Tiene una parte decepcionante y otra que resulta muy provechosa.
La parte decepcionante es que, como thriller, no funciona. Uno sabe lo que va a pasar desde la primera línea. No hay tensión. En este sentido, me recuerda un poco a Lunar Park, que empezaba muy bien y se convertía en un fiasco. Sólo funciona cuando, en un pasaje, asistimos a una masacre que recuerda a las mejores páginas de American Psycho.
Pero la novela esconde un as. La historia sigue a un norteamericano (el psicópata) que visita Tokio y que quiere quemar la noche, y para ello contrata los servicios de un guía japonés (el narrador). Así, juntos recorren garitos, bares de alterne, peep shows y "pubs de chicas en lencería". Y ahí es donde sí funciona el libro, en la descripción de personajes y costumbres a los que quizá el lector occidental no está acostumbrado. Y también en la crítica que Murakami hace al sistema, una sociedad obsesionada con lo material y siempre en busca de mitigar su soledad. Es, en suma, una recomendación a medias.