Años atrás leí dos de los libros más importantes de Ballard: Crash y El imperio del sol, ambos desasosegantes y perturbadores (o así los recuerdo yo).
Ballard vuelve a estar de moda: pruebas de ello son la publicación de Fiebre de guerra y Bienvenidos a Metro-Centre en España, la próxima exposición comisariada por Jordi Costa ("J. G. Ballard: Autopsia de un nuevo milenio"), el proyecto de Vincenzo Natali para adaptar al cine High Rise (Rascacielos), la reedición de Crash, El imperio del sol y El mundo sumergido y la próxima traducción de sus memorias Miracles of life. Shanghai to Shepperton (en septiembre).
Guía del usuario... recopila sus artículos, ensayos breves y reseñas de libros aparecidos en distintas publicaciones. Aparecen agrupados por temas: Cine, Vidas, El Mundo Visual, Escritores, Ciencia, Autobiografía, Ciencia Ficción, Generalidades. Y en ellos habla, con su habitual elegancia, de William Burroughs, Elvis, Mad Max 2, Walt Disney, la Coca-Cola, Dalí, Nathanael West, Warhol, Terciopelo azul, el futuro, el automóvil, sus años en un campo de concentración japonés (materia prima de El imperio del sol), etc.
Se podrá estar más o menos de acuerdo con sus postulados o con algunos de los temas elegidos, pero no se puede negar su grandeza como escritor y, sobre todo, sus dotes visionarias. Veamos unos ejemplos:
Por descabellado que parezca, esta transformación de nuestra vida privada con el auxilio de los sistemas de vídeo y los ordenadores domésticos ya está cerca. Los microordenadores se están instalando en miles de hogares norteamericanos, donde ofrecen videojuegos y realizan los quehaceres más simples.
Gracias a la videoteca y los inminentes milagros de la proyección holística, pronto la presencia física de los demás ya no será necesaria para nosotros. Podemos visualizar sin dificultad un futuro en el que la gente nunca se encuentre, salvo en la pantalla del televisor. La infancia, el matrimonio, la paternidad, incluso los pocos trabajos que queden por hacer, todo se llevará a cabo desde la casa.
Se está cumpliendo. Y Ballard lo escribió en 1977.