El miércoles pasado conocí a Lluís Pons, un tipo formidable con el que compartimos risas y cervezas. Quiso regalarme su poemario, pero le dije que ya lo tenía: apenas unos días antes me había hecho con una copia en una librería de Huertas. Los de Lluís son versos canallas, pero a la vez teñidos de intimidades y confesiones tiernas (Llegas a ser capaz de encontrar terciopelo en las esquinas para abrazarme). David González escribe el prólogo, y en él nos habla de poemas que nos permiten ahondar en el entendimiento de la realidad de los tiempos que corren y conocer de primera mano las inquietudes sentimentales, sociales y existenciales que atormentan a un joven que trata de encontrar su voz y su sitio en esa misma realidad. Aquí va uno de mis poemas favoritos:
SUTURA
Vomité mi alma en cada verso que te di.
Roberto Iniesta
Roberto Iniesta
Al fin hoy ya no parece que no nos queremos,
sino que nunca nos quisimos.
Inexorablemente quien depreda al hombre es el hambre.
Nos han dejado nidos de alambres, jaulas de palabrería,
cielos contaminados y postales ensangrentadas.
Nos han dicho que no pasa nada.
Cuando tú me querías parecían mitos
(La extinción nuclear. La locura. Los centros penitenciarios).