Las ciudades se han puesto difíciles
últimamente, son frías y solitarias,
han perdido calidez.
Pero aún nos quedan los bares,
esos sitios oscuros que se encienden
cuando se apaga todo lo demás,
esos rincones con alma,
con auténtico calor;
quién sabe si ya el último refugio,
desde el que abrir fuego otra vez.
Karmelo C. Iribarren, Poesía para bacterias
últimamente, son frías y solitarias,
han perdido calidez.
Pero aún nos quedan los bares,
esos sitios oscuros que se encienden
cuando se apaga todo lo demás,
esos rincones con alma,
con auténtico calor;
quién sabe si ya el último refugio,
desde el que abrir fuego otra vez.
Karmelo C. Iribarren, Poesía para bacterias