Un mes atrás leí Expiación, la aclamada novela de Ian McEwan. Me gustó Sábado, pero Expiación me aburrió mortalmente, a pesar de la calidad del argumento y la estructura. Anoche vimos la película. Y es curioso, porque a mi juicio supera al libro: no aburre. Ambas se dividen en tres partes. La primera es la más tediosa de la novela, pero acaba siendo el fragmento insuperable de la película. La segunda, sobre la guerra, en manos de McEwan es fascinante, pero en el filme es un segmento algo soporífero o sin fuerza (salvo ese largo plano secuencia que describe a los soldados en la playa). En el último tramo la adaptación vuelve a levantar el vuelo. Sé que todo esto que digo es un sacrilegio, pero la novela casi me mata de tedio.
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