Tropismos ha publicado ya los cuentos completos de Richard Bausch. Primero nos trajo Alguien que me cuide, que recomendamos en su día. Esta semana se puso a la venta el tercero, ¿No te alegras por mí? Y hoy recomendamos el segundo de ellos, La mujer del bombero (muy bien editado, como los otros dos, pero en esta ocasión con una portada horrorosa).
Creo que ya lo dije, pero insistiré. Los lectores de Carver, Ford o Wolff deben leer a Bausch. En este volumen tenemos diez cuentos sobre mujeres embarazadas que acaban de perder a sus maridos (sea por divorcio o por muerte del hombre), parejas que están al borde de la ruptura, hombres a quienes les cuesta comunicarse, relaciones entre padres e hijos que no funcionan. Todos los cuentos me parecen buenos, aunque detesté un poco El Viejo Oeste porque echa por tierra a una leyenda como Shane, el pistolero de Raíces profundas: Shane regresa, viejo y fofo, y ya no es el mismo, y el niño que lo veneró descubre que ni siquiera estuvo a la altura de su recuerdo. Pero hay tres relatos que me parecen perfectos: La mujer del bombero, en la que una chica se plantea abandonar a su marido justo el día en que éste tiene un accidente (pero eso lo descubrirá más tarde); Suerte, sobre un chico que trabaja codo a codo con su padre alcohólico; y el último, Carta a la señora de la casa, en la que un anciano le escribe una misiva a su mujer, durante la noche, tras haberse enredado en una de esas discusiones absurdas que marcan los declives de las parejas.
El talento de Bausch destaca en los diálogos, y en el modo de captar esos derrumbes emocionales de las parejas. Discusiones tontas y equívocos que, a la postre, marcan el futuro de la relación.