Esta es una recomendación de mi amigo David González, y, como era de esperar, me ha encantado. Es una de las mejores novelas que he leído de entre las aparecidas este año en las mesas de novedades. Como me dijo el propio David, "te enteras casi desde el principio que Kevin es un asesino en serie y sin embargo la narradora consigue mantener tu atención". Totalmente de acuerdo.
La autora, Lionel Shriver, recibió el Premio Orange por dicho libro. A lo largo de 600 páginas, Eva, la protagonista y madre del niño psicópata Kevin Khatchadourian, escribe cartas a su marido, en un intento de explicarse ella misma qué es lo que ha pasado para que un adolescente asesinara a tantas personas en una escuela. El adolescente es su primogénito, un muchacho que, desde niño, es un auténtico monstruo, un diablo, un hijo de puta retorcido. Prefiero no desvelar las crueldades que maquina el chaval. Porque Shriver nos sorprende en cada carta/capítulo mediante revelaciones inesperadas y golpes de efecto que nos dejan un nudo en la garganta. Pero, además de componer el retrato de un niño diablo, la autora no oculta el análisis de otros temas, como la culpa, el perdón y el enigma y sacrificio que suponen la maternidad. No quiero extenderme más, ya que en algún artículo de esta semana hablaré del libro y de los adolescentes asesinos de EE.UU.