Procuro seguir a diario las noticias sobre el Festival de Cine de Cannes, que, a juzgar por la calidad de las películas que allí suelen presentarse, es posiblemente el mejor certamen de cine del mundo. De niño estuve en Cannes, pero no durante el festival, así que es una espina que aún tengo clavada. Cada dos o tres días entro en un blog francés en el que cuelgan noticias, vídeos, trailers, fotografías y carteles de las películas exhibidas en el Festival de Cannes.
Allí han proyectado “Chacun son cinéma”, filme coral que han rodado treinta y cinco directores, a la manera de esa pequeña delicia que fue “Paris, je t’aime”. Cada uno de ellos homenajea al cine en cortos de tres minutos, según hemos leído. A la conferencia de prensa acudieron muchos de los participantes de esta pieza de homenaje. Como digo, estaba viendo las fotos de los asistentes, entre ellos Takeshi Kitano, Atom Egoyan, los Coen, Claude Lelouch y Gus Van Sant, cuando leí un pie de foto en el que ponía: “David Cronenberg, Alejandro González Iñárritu, Michael Cimino et Olivier Assayas” (los acentos son míos, así como la eñe). Tras leer los nombres me fijé en la foto. Al principio creí que el redactor se había equivocado, pues reconocí todas las caras salvo la de Cimino, un director con muy pocas películas en su filmografía, que empezó con pie firme y maestro (“Un botín de 500.00 dólares”, “El cazador”, “La puerta del cielo”, “Manhattan Sur”) para luego caer en obras más bien vulgares (“El siciliano”, “37 horas desesperadas”). En lugar de Cimino había una mujer delgada y con unas gafas de sol que le tapaban media cara. Recordé, tras estudiar la imagen con detenimiento, que hace tiempo se rumoreó que ansiaba un cambio de sexo. Busqué noticias y, en efecto, Michael Cimino es ahora una mujer, que vive en Francia y escribe libros. La noticia me ha dejado de piedra, porque identificaba a Cimino, a causa de sus películas, con uno de esos hombres duros a los que ha retratado. En sus filmes siempre hay tipos de piedra, violentos y heterosexuales, interpretados por Clint Eastwood, Robert De Niro, Mickey Rourke o Christopher Lambert. Es como si nos dijeran, mañana, que Steven Seagal se ha cortado los testículos en el quirófano: nos costaría creerlo.
La búsqueda de la noticia me ha conducido, casi sin querer, a Larry Wachowski, uno de los hermanos Wachowski, célebres por escribir, producir y dirigir la trilogía de “Matrix”. Según parece, Larry o Laurence es ahora, también, una mujer. Y se llama Laurenca. ¿Me sorprendió? Por supuesto que sí. También cometí el error de identificar a los directores con sus personajes de cuero negro, especialistas en partir caras o en poner las suyas para que se las rompa el enemigo. He visto las fotos y no hay duda: Cimino y Wachowski ya son mujeres. Esto nos confirma que las apariencias engañan. Al final de esta búsqueda, y ya metido en rumores y en noticias morbosas, topé con otra historia sobre el director Lee Tamahori. Tamahori tiene un par de películas reseñables: “Guerreros de antaño”, sobre los maoríes, y “Muere otro día”, la mejor cinta sobre James Bond hasta que se estrenó esa maravilla que es “Casino Royale”. Tamahori fue detenido el año pasado. Lo acusaron de prostitución. Leo en un periódico: “Vestido de mujer y con peluca, se ofreció a realizarle una felación a un agente vestido de paisano a cambio de dinero. El realizador, de 55 años, será acusado formalmente el día 24, y se arriesga a seis meses de cárcel y una multa de mil dólares”. Llámenme ingenuo, pero después de ver los dos títulos citados, no me lo esperaba. Cada cual es libre de hacer con su cuerpo lo que le apetezca. Pero me sorprende.