Reparemos en algo habitual: la mayoría de los libros que leo cada año han sido publicados, como mínimo, el año anterior. Por eso me resulta tan difícil elaborar las listas que enumeran mis últimos libros favoritos. He preparado dos listas, de diez títulos cada una, ciñéndome a ciertos criterios. El primer criterio lógico consiste en sólo elegir entre los que se publicaron durante este año y yo haya leído; de lo contrario, en mi lista habría un puñado de clásicos, relecturas y novelas más o menos antiguas. El segundo distingue entre autores españoles y autores extranjeros. Y tengan en cuenta que aún no conozco lo nuevo de autores como Paul Auster, Mario Vargas Llosa, Chuck Palahniuk, Arturo Pérez-Reverte, Haruki Murakami o John Banville.
Confieso que leí poca literatura española, pero en mis preferencias entraron los amigos escritores y poetas que en esos meses publicaron nuevas obras (me da igual si, a alguien, esto le parece subjetivo: soy lector y, como tal, tengo caprichos y manías). De la cosecha de colegas recomiendo: "El que desordena", de Tomás Sánchez Santiago, "Reza lo que sepas", de David González, "Palomas eléctricas", de Julio Valdeón Blanco, "Parnaso en llamas", de Vicente Muñoz Alvarez, "Un elefante en Harrods", de Francisco Rodríguez Criado; también incluyo "Orgullo", la antología de Buscarini que elaboraron los hermanos Marín. A Oscar Esquivias debo citarlo: a pesar de no haber empezado aún la lectura de su nueva novela, si ésta es sólo la mitad de buena que la anterior, "Inquietud en el paraíso", me daré por satisfecho. Fuera del ámbito de la amistad, me deleitó descubrir "Paradoja del interventor", de Gonzalo Hidalgo Bayal, novela kafkiana que a su vez me recomendó Tomás. Así como "Esperando a Beckett", de ese escritor maldito y exiliado en Francia que es Jordi Bonells, y cuya obra la editorial Funambulista está rescatando en España. Y, por último, una rareza: el "Paraíso matorral", de Mark Ostrowski, un americano en Asturias.
Respecto a la literatura extranjera: comienzo por la antología poética "Todos nosotros", de Raymond Carver, alegría editorial que nos sirvió Bartleby Editores y que es uno de los libros imprescindibles de los últimos tiempos. Se trata de Carver: ¿qué más se puede decir? Mondadori publicó dos de las mejores novelas del año, sin lugar a dudas, escritas por dos de los grandes autores vivos de USA: "No es país para viejos", vertiginosa historia de un Cormac McCarthy, como siempre, implacable con sus criaturas; y "Elegía", otra muesca en el revólver de éxitos y obras maestras de Philip Roth. No olvido una novela que le agarra a uno por el cuello y no le suelta incluso aunque las pesadillas y crueldades narradas terminen: "La chica de al lado", de Jack Ketchum, no apta para estómagos frágiles y traducida por La Factoría de Ideas. "Los muertos y los vivos", de Sharon Olds, poemario que no debería perderse ningún degustador de poesía; también lo publicó Bartleby. Gran placer me produjo Deborah Eisenberg con sus cuentos reunidos en "El ocaso de los superhéroes" (Leqtor): sólo por el relato que da título al libro vale la pena comprarlo. De Libros del Asteroide destaco dos joyas: "Hogueras en la llanura", del japonés Shohei Ooka, y "Vinieron como golondrinas", de William Maxwell. Elipsis nos trajo la interesante "Mobius Dick", de Andrew Crumey. Dejo para el final el que probablemente sea el mejor libro de cuentos que he leído en esta cosecha: "Descalza sobre el trébol y otros relatos", de David Benioff (lo publicó Umbriel). Feliz año. Y lean cuanto puedan.