Quisiera destacar cuatro de estos relatos, para mí los mejores: El indio más duro del mundo, en el que un conductor spokane que sólo recoge autoestopistas indios lleva en su vehículo a un boxeador indio lleno de cicatrices; en el citado Clase, un abogado cuenta su relación en decadencia con una blanca, su infidelidad con prostitutas y su entrada en un bar de clase baja en el que se verá metido en líos; en Territorio indio, un novelista se ve inmerso en una curiosa situación: una cena en la que un matrimonio indio se niega a que su hija continúe sus relaciones con una chica blanca; y Un hombre bueno, en el que un hombre lleva a casa a su padre, a quien le acaban de cortar los pies en el hospital, y cuyo final es perfecto: Cogí a mi padre en brazos y crucé con él todas las fronteras.
A veces, Alexie habla de la difícil situación del spokane que ha prosperado en relación a los nativos que aún son pobres o viven en reservas. En Clase, la camarera del bar le dice al protagonista: A Junior y a mí -continuó ella- nos preocupa no tener bastante para comer. ¿Qué es lo que te inquieta a ti? ¿Que estás solo? ¿Que tienes una hipoteca? ¿Que tu mujer no te quiere? Que te den por culo. Que te jodan. A mí, lo que me preocupa es no tener bastante para comer.