De vez en cuando, a quienes tienen la sartén del poder agarrada por el mango se les calienta la boca, como dirían en La Hora Chanante, programa de humor que dudo vean los políticos para no padecer úlceras en su moral políticamente correcta. A quien se le ha calentado la boca es a Esperanza Aguirre. Los medios se han hecho eco de esa frase que aparece en la biografía que han escrito sobre ella: “No tener pagas extra me tiene mártir, las he tenido toda mi vida y las echo de menos en Navidad y en verano. No es que haga números a final de mes, ¡es que muchas veces no llego!” Ejem. No decimos que sea millonaria, pero cobrando más de cien mil euros al año no creo que sea para quejarse. Hasta el punto de que ya la han calificado en un blog (El Club del Tetraedro, que he encontrado a través de la bitácora de Nacho Escolar) de “cienmileurista”, parodia de los jóvenes mileuristas de estos tiempos que corren. A uno le parece una burla, o una ofensa, que alguien que gana esa pasta al año vaya diciendo por ahí, o se lo escriban en un libro, que no llega a fin de mes. No ha tardado Aguirre en desmentirlo. Insiste en que eso no lo dijo ella. Pero con la presidenta de la Comunidad de Madrid siempre ocurre lo mismo: basta con echar un vistazo a las Cartas al Director que envía a los periódicos en su intento de desacreditar a los reporteros, directores, políticos y columnistas que escriben sobre sus declaraciones y su actividad política.
Aguirre, envuelta todas las semanas en alguna polémica de dimes y diretes, también es noticia por otro motivo, derivado de esa biografía en cuya portada se la ve risueña y como recién salida de la “pelu” (aunque resulta más bochornosa su imagen bailando con el acartonado Bertín Osborne en el Florida Park): porque dicen que Alberto Ruiz-Gallardón no acudirá a presentar el libro junto al de la barba y el labio triangulado, o sea, Mariano Rajoy. Al parecer, en la biografía se deslizan algunas críticas a Gallardón, ese antagonista y a la vez colega de partido con el que siempre anda a la greña. Probablemente ella también desmentirá esto, o lo suavizará, y entonces concluiremos que el libro es una invención absoluta de la biógrafa. No deja de ser extraño que eligiera a Gallardón para presentar un libro en el que él sale retratado con luces poco favorecedoras. El alcalde de Madrid reúne muchos aspectos negativos, pero no es tonto. Por eso ha dicho que no abrirá su ejemplar hasta después de las elecciones. Lo de las luchas internas y las contradicciones en el seno del PP viene siendo habitual. En el partido se ponen la zancadilla a sí mismos. Lo acabamos de ver en esta nueva disensión entre Aguirre y Gallardón y en el vídeo que han difundido para acusar al PSOE de la delincuencia en las calles. Como sabrán a estas alturas, las imágenes del vídeo pertenecen a la etapa de Aznar como presidente. Volviendo al libro, sea verdad o mentira lo recogido en la biografía, lo cierto es que estas rencillas públicas no benefician a nadie, salvo a la oposición, que aprovecha la coyuntura con facilidad; el propio PP logra que los ciudadanos contemplemos a estos dos políticos como si fueran clowns de un circo al que se le desmantela la carpa.
Esperanza Aguirre, hay que reconocerlo, sabe morder en la yugular. No se calla. Siempre está en el punto de mira de los medios. Corrigiendo a quienes trabajamos en los periódicos. Chupando cámara. Al menos, es una mujer guerrera, y no una mosquita muerta. Lo habrá aprendido de Aznar, que era fiero a su manera, no tenía piedad y estaba en boca de todos con sus atrofiadas declaraciones. Ya me veo a ambos, Aguirre y Aznar, firmando ejemplares en la Feria del Libro. Literatos, ellos.