Chéjov fue tan importante para mí como cualquier otro escritor. Brecht, al igual que Shakespeare, me ha ayudado mucho en la vida. También Henry Miller, Balzac, Dostoievski. Ellos me ayudaron a superar los veinte años, me dieron una raison d'être. Las relaciones que tenemos con los escritores son todo un tema: son muy distintas de las que tenemos con actores o músicos o compositores o políticos. Para mí, el escritor lo es todo: sin él, no existo. Así que el escritor va primero. El actor recibe toda la fama y la gloria, pero no sé si tiene la capacidad de perdurar.
Yo era realmente un actor de la calle, un gitano, sin techo y sin blanca. Mi educación procede de los sesenta. Vivía en antros y en basureros, en pensiones y hoteles de mierda. Para mí cualquier lugar que tuviera agua corriente y baño en la habitación era el paraíso.