Divertidísimo libro de relatos de Kenneth Cook, autor que (incomprensiblemente) permanecía inédito en España, y del que pronto tendremos, de la mano de Seix Barral, su novela de culto Pánico al amanecer. Las anécdotas que Cook registra en sus aventuras y desventuras (reales) por Australia son tan insólitas que podrían resultar poco creíbles. Pero él las dota de un humor tan corrosivo que, sí, nos las creemos. En esos parajes y tabernas todo puede suceder, especialmente si es disparatado: desde un tipo que, cuando se embriaga, se atreve a meterse en una caravana llena de serpientes hasta la lavativa que el narrador ayuda a poner a un elefante, pasando por un estafador del desierto (compinchado con sus camellos) y muchos animales, la mayoría de ellos con muy malas pulgas (cocodrilos, taipanes, cerdos salvajes, gatos del desierto, koalas, tiburones…).
Quizá el relato que más me haya hecho reír sea el de “Cien botellines” (que, además, recuerda a la hazaña de Paul Newman en La leyenda del indomable): en sus páginas, el propio Cook presencia la apuesta que unos hombres hacen con un fulano en una tasca; tiene que beberse cien botellines de cerveza en cuatro horas. El individuo en cuestión es duro como el pedernal y cabezota como un alcornoque, y sólo las descripciones de su físico y del comienzo del desafío ya son desternillantes. Aquí va una muestra del relato “Cedric, el gato”:
Lo he visto en otras ocasiones, una y otra vez, y nunca aprendo. En cualquier parte de Australia situada al oeste del Bogan, puedes estafar a un hombre, darte a la fuga con su mujer, seducir a su hija, corromper a sus hijos e incluso robarle el perro y todavía cabe la posibilidad de que te perdone, pero como te niegues a beber con él formarás parte de la estirpe de los dingos, serás un paria irredento para siempre jamás, indigno de la bala que en caso contrario estaría encantado de descerrajarte.
[Traducción de Federico Corriente]