Yo la oí llegar.
Las paredes de este edificio son de papel.
Dormía cuando me despertaron los gritos
en el piso de al lado. La muerte
había venido de visita.
Casi sentí su roce,
el rastro gélido a su paso.
Yo estaba cerca, pero eligió
la habitación contigua.
La de la mujer de derechas que siempre
habla del gobierno en el ascensor.
La del hombre con la cadena de plata al cuello
y el peinado perfecto. Al que le cuesta respirar
cada vez que sube los escalones del portal.
Ella gritaba el nombre de su marido
con voz rota
pero él no le respondía, ni nadie.
Yo no tardé mucho en volver a dormirme
y al amanecer reinaba de nuevo el silencio.
“¿Qué pasó con el hombre que…?”
“¿Y qué hizo la mujer que…?”
No preguntes porque nadie te dirá una palabra.
Todos tienen tanto miedo de que les suceda a ellos
que te llevarás una hostia si lo mencionas siquiera.
Pero atiéndeme bien, yo dormía muy cerca.
Yo estaba allí, ¿comprendes?
Y la oí llegar.
Nacho Vegas, Política de hechos consumados (Relatos, monólogos y poemas)
Hace 1 hora