lunes, enero 31, 2011

John Barry (1933 - 2011)


Todo lo que diga de John Barry se quedará corto. Era uno de mis compositores predilectos. Sus bandas sonoras lo avalan, soundtracks como los de Chaplin, Bailando con lobos, Cowboy de medianoche, 007: Alta tensión, Fuego en el cuerpo, Memorias de África, Cotton Club... En fin, muy grande.

Aquella mitad de mi tiempo, de Javier Marías


“De ahí”, pensé hace unos días, “arranca mi aversión a las desapariciones”. No quiero nunca que desaparezca nadie, que nadie falte, ni siquiera los que han hecho daño o envenenan nuestro país. Más de una vez he comprobado con estupor cómo al morirse alguien a quien no tenía la menor simpatía ni aprecio, o que procuraba hacerme la vida imposible, lo he lamentado mucho más de lo que podía esperar, como si mi reacción fuera esta: “Sí, era un miserable dañino, pero era de antes. Estaba aquí desde que yo tengo memoria o desde hacía mucho, era parte del paisaje, se contaba con él, era parte del elenco y es un desastre que ya no esté”. Todos conocemos en mayor o menos grado esa sensación: nada nos descorazona tanto como descubrir que algo –aunque sea sin importancia– ha cambiado o desaparecido en una ciudad que hacía tiempo que no visitábamos o en el barrio de nuestra niñez, y nuestro pensamiento viene a ser “Esto me lo han cambiado”, con ese me tan significativo, porque lo sentimos como un atentado contra nuestro mundo en orden y nuestra memoria personal del lugar: una papelería convertida en un banco, un cine que ahora es una hamburguesería, un bonito edificio sustituido por un espanto arquitectónico… Y qué decir de las personas: uno se va dando cuenta de que la vida consiste en buena medida en ir sufriendo bajas a nuestro alrededor, y en desconcertarse y apenarse un rato, para luego reemprender la marcha por la carretera onírica, como Lilí y sus muñecos en número cada vez menor, con los benditos que nos van quedando, y que aún están.

**

La sociedad actual ve cada vez más la enfermedad como una culpa, y el resultado máximo de esa enfermedad, la muerte, parece por tanto la culpa máxima. Va calando la idea de que el enfermo habrá hecho algo para ponerse enfermo, no se habrá cuidado lo bastante y no habrá llevado una vida suficientemente “sana”, como prescriben los Estados modernos, los cuales, en su cinismo rampante, llegan a reprochar a los “insalubres” el gasto que ocasionan con su necesidad de asistencia o el dinero que dejan de generar al estar de baja. Si a esto se añade que el enfermo muere en vez de recuperarse, entonces su desmán habrá sido absoluto: toda la inversión para nada, un dispendio inútil que no va a compensarse puesto que los muertos ya no producen ni consumen. Nadie lo reconoce a las claras, pero lo que se está llevando a cabo es la anatematización de los muertos, y esa es una de las cosas más graves que pueden sucederle a una sociedad, porque ellos son nuestra historia y nuestro pasado, es más, son parte de nuestra identidad y de nuestra vida.

Próximamente: Lennie sopla


Hace años compré una alabadísima novela de Jim Crace titulada Y amanece la muerte, cuya lectura (ignoro las razones) he ido aplazando y aplazando. Esa novela van a reeditarla. Y, antes de ello, en El Aleph Editores publicarán este otro libro:

Jim Crace es uno de los grandes autores británicos contemporáneos que todavía quedan por descubrir en España. Lennie sopla es una novela cuya acción se sitúa en el año 2024, en un mundo en el que las clases medias conducen coches eléctricos de propiedad comunitaria. En vísperas de su 50 cumpleaños, el saxofonista Leonard Lessing es testimonio de un acontecimiento mediático: un secuestro se emite en directo por televisión y él reconoce inmediatamente al secuestrador, Maxie Lermontov, un anarquista ruso-canadiense con quien había congeniado a principios del siglo XXI. Leonard se ve en una encrucijada, debe escoger entre ser un simple espectador, un socialista de sofá, como le recrimina siempre su esposa, o pasar a la acción y revelar a la policía la identidad de su antiguo amigo.

Trailer de Beginners


Protagonizan Ewan McGregor, Christopher Plummer y Melanie Laurent. Trata de un hombre (McGregor) al que su padre anuncia dos cosas: que es gay y que tiene un cáncer terminal. El trailer promete: aquí.

Cartel de Bill Cunningham New York


Hoy, en Madrid


domingo, enero 30, 2011

Debut en Zamora


Sigo en Zamora. Contento con la presentación de anoche, aunque muy cansado (y con mi primera resaca desde mayo de 2010). Por ello os emplazo a la crónica de mi amigo y compinche Mario Crespo. Cuando vuelva a Madrid escanearé la entrevista a página completa que nos hicieron ayer en El Adelanto y la foto que sale en la edición de hoy y las colgaré en Facebook. Fue un lujo estar en casa, compartiendo micros y escenario con mis brothers Choche, Mario, Clifor y David González. El libro, por cierto, está gustando mucho y anoche petamos el Ávalon. Mil gracias a Álvaro, a Luis y a todos los amigos, lectores y familiares que fueron a vernos; y, especialmente, a mis hermanos.

Cartel de Win Win


viernes, enero 28, 2011

Viscerales en Zamora


Lectura de textos y presentación de la antología Viscerales, con las intervenciones de:

Choche
David Refoyo
Mario Crespo
David González
José Angel Barrueco

Sábado, 29 de enero. 22:00 horas. Ávalon Café. Zamora.

The Killer Inside Me (El demonio bajo la piel)


Hay algo en el cine de Michael Winterbottom que me gusta y me disgusta a la vez. Me explico, aunque no he visto toda su obra: en sus películas se nota siempre la mano de un buen director, alguien inusual en la industria, alguien independiente que a veces maneja buenos presupuestos; pero, cuando cada película acaba, me queda la sensación de que pudo ser mejor, de que el director no lo ha dado todo. Quizá el filme suyo que más me llenó fue el primero que vi: Jude, demoledora película protagonizada por Kate Winslet.

Con The Killer Inside Me (titulada aquí, extrañamente, El demonio bajo la piel), la adaptación de esa maravillosa novela de Jim Thompson, El asesino dentro de mí, me ha sucedido lo mismo. Me estaba gustando, me convencían las interpretaciones y la atmósfera de cine negro ambientado en la América rural. Luego acabó y me quedé con ganas de más. Sabía a poco. Y el clímax está rodado de una manera horrible. También puede ser porque el libro de Thompson es tan bueno, tan implacable, que ninguna adaptación puede hacer justicia a los retorcidos monólogos del sheriff Lou Ford (existe otra versión, con Stacy Keach, que no he visto).

La película, ya digo, entretiene, es dura, es morbosa y es tan retorcida como cabía esperar, pero se va cayendo. Lo que la sostiene de verdad es la asombrosa interpretación de Casey Affleck: el modo en que sus facciones cambian de ser el chico bueno al violento hijo de puta en que se convierte a ratos es, sin duda, escalofriante. Ya había dado muestras de esa versatilidad en El asesinato de Jesse James.

Cartel de Ceremony


Con Uma Thurman.

jueves, enero 27, 2011

Jackie Brown (guión), de Quentin Tarantino


He tardado años en encontrar un ejemplar de este guión, publicado en España por Mondadori. Por fin lo he pillado a precio de saldo. Cuando se estrenó Jackie Brown, adaptación libre de la novela Rum Punch de Elmore Leonard, muchos de los seguidores de Tarantino se convirtieron en detractores: la película carecía de la suficiente dosis de violencia y los personajes hablaban demasiado. Eso dijeron ellos. Q. T. se defendió diciendo que sus películas tratan de gente que habla. A mí Jackie Brown me encantó. Y el tiempo les ha quitado la razón a quienes la detestaron. Hoy está considerada como una de sus mejores películas. Dejo parte de esa escena en la que Samuel L. Jackson intenta convencer a Chris Tucker para que se introduzca en su maletero:

Se abre el maletero de un coche.
Ordell se agacha, mete la cabeza en el maletero y saca una escopeta de pistón. Está claro que Beaumont no quiere tomar parte en ningún juego de Ordell en el que la ficha que hay que mover sea una escopeta de pistón.

ORDELL
Bien, tú estás en el maletero con el arma. Yo les digo que estoy abriendo el maletero para enseñarles la mercancía. Abro el maletero, sales tú y acojonas a esos tipos malos.

BEAUMONT
A tomar por culo esa mierda, tío. Yo no disparo a nadie.

ORDELL
¿Pero qué coño te he dicho? No tienes que disparar a nadie. Sólo sujeta el arma. Entenderán la indirecta.

BEAUMONT
No pienso meterme en ese maletero.

ORDELL
Sólo vamos a Coreatown. Estarás ahí dentro… diez minutos.

BEAUMONT
Ni hablar. No voy a estar ahí dentro ningún minuto. ¿Por qué no voy delante contigo?

ORDELL
No puedes ir conmigo. El noventa por ciento de este asunto es el factor sorpresa.

BEAUMONT
Pues lo siento, tío, pero no me voy a meter en ese maletero.

ORDELL
No me puedo creer que me trates así.

BEAUMONT
No te estoy tratando de ninguna manera. Simplemente no voy a meterme en ese maletero. Tengo un problema con los espacios cerrados.

ORDELL
Vaya, vaya, pues yo tengo problemas muy jodidos cuando me gasto diez mil dólares de mis malditos ahorros para sacar de la cárcel a negros cabezas de chorlito y desagradecidos, pero lo hago…

BEAUMONT
Oye, tío, sé que estoy en deuda contigo…

ORDELL
Pues si estás en deuda conmigo, mete el culo en el maletero.

BEAUMONT
Quiero ayudarte, pero no quiero estar encerrado en el maletero de ningún coche.

ORDELL
¿Tú crees que quería gastarme diez mil dólares en tu precioso culo?

Beaumont empieza a hablar.

ORDELL (CONT.)
Contesta a la pregunta, negro. ¿Tú crees que yo quería gastarme diez mil dólares en tu culo? ¿Sí o no?

BEAUMONT
Claro que no.

ORDELL
Pero la única forma de ayudarte era hacer eso, así que lo hice.


[Traducción de Ana Bustelo]

Por la vena II

Por la vena dilapidé quince irrepetibles años

El orgullo de ser quien soy

La ambición de ser quien quería llegar a ser

El cariño de mi padre

La confianza de mi madre

El contacto con la realidad

El respeto de aquellos que me importaban

La reconfortante sensación de sentirme útil y necesario para alguien


Por la vena perdí a mis amigos


Que les den por culo



El Ángel, Los planos de la demolición

The Future: nueva película de Miranda July



Miranda July, la escritora de Nadie es más de aquí que tú y directora de Tú, yo y todos los demás, estrena estos días, en el Festival de Cine de Sundance, su nueva película: The Future.

Hoy, en Madrid


Ángel Petisme en concierto acústico en Madrid presentando Under wood songs/El océano de las Escrituras. Este jueves, 27 de enero, en OFF Arteria Madrid, a las 19:30 horas. Palacio de Longoria (C/ Fernando VI, nº 4). Esta misma tarde me voy a Zamora, así que no podré asistir a los dos actos que hoy anuncio.

Cartel de !Women Art Revolution


Esta tarde, en Madrid


Presentación del libro de Nacho Aldeguer.

Lo que nos tragamos

Durante el fin de semana pasado, muy a mi pesar, vimos los telediarios de distintas cadenas. El único informativo que yo soportaba, el de CNN Plus, ya no está a nuestra disposición: fue sustituido, ya lo saben, por `Gran Hermano´ en emisión de 24 horas, que debe ser algo así como un castigo propio del Infierno. En todos esos telediarios gran parte de la información se resumía en una única noticia que, sin embargo, a mí no me parece noticia: el regreso del frío. En los informativos destinaron casi la mitad del tiempo a contarnos que iba a hacer mucho frío, que helaba. En invierno. Cuando, en verano, la noticia de cabecera anuncia que aumentan las temperaturas, y, en invierno, la noticia de apertura es que bajan las temperaturas, entonces algo va muy mal en el periodismo televisivo. En uno de esos reportajes del otro día, creo que fue durante la sobremesa del domingo, nos contaban lo que sucedía al helarse las calles y nevar en algunas zonas de España: mendigos con frío, bares con menos clientela, comercios vacíos… Nos lo contaban como si la media de espectadores tuviéramos cinco años. Como si todos nosotros, los que solemos ver los telediarios, no tuviéramos ya unos cuantos inviernos a la espalda. Me dio por pensar en mi abuelo materno, que luchó en la guerra civil, y también en otros abuelos que soportaron durante décadas los más duros inviernos: sin calefacción, sin agua caliente, sin lavadora, sin otro remedio que pelar frío. Si vieran estos telediarios en los que nos hablan de lo que sucede con el frío, se retorcerían de risa. Los suyos sí eran tiempos duros.
En ese fin de semana, hablando por teléfono con un amigo, me decía más o menos lo mismo. Que, en la actualidad, gran parte del tiempo asignado a los telediarios nacionales la ocupan con el clima (informan del frío en invierno y del calor en verano) y con el deporte (que, según mi amigo, ni siquiera es Deporte en su acepción genérica, sino que suelen centrarse, mayormente, en el fútbol). El nivel de lugares comunes en la redacción de las noticias de los telediarios nacionales es tan alto, está tan plagado de coletillas y fórmulas, que me parecen más dignos los informativos locales. Hagan la prueba con los primeros: escuchen a los locutores sin mirar a la pantalla, para centrarse así en la palabra sin el refuerzo de la imagen.
En la prensa nacional veo de vez en cuando errores de documentación tan garrafales que me pregunto dónde están quienes deberían encargarse de subsanar deslices y comprobar si los datos de cada noticia son correctos. Y voy a dar un ejemplo. A principios de enero, en un reportaje del suplemento dominical de El País, hablaban de la obra del escritor Tao Lin. En el último párrafo el redactor comentaba que una editorial iba a publicar en España su última novela, y añadían lo siguiente: “la primera traducida al español”. Bien, pues si el redactor o sus supervisores hubieran hecho los deberes, sabrían que ese error es inadmisible. Porque, de Tao Lin, la editorial El Tercer Nombre publicó ya, en 2009, la extraña novela de no menos extraño título: `Eeee, eee, eeee´, y lo tradujo Gema Facal Lozano, y en mi blog, en una entrada del 2 de enero de 2010, puede verse la cubierta y se pueden leer unas líneas de la misma. Este es sólo un ejemplo, con datos que corroboran el error. Pero suelo encontrar abundantes ejemplos en la prensa nacional. Y yo, que sólo estoy al tanto del cine y de la literatura, y por tanto se me escapan los posibles errores en otros ámbitos, me pregunto cuántos datos erróneos e información sesgada nos tragamos a diario.


El Adelanto de Zamora / El Norte de Castilla

miércoles, enero 26, 2011

Los planos de la demolición, de El Ángel


POR LA VENA

De chinorri creía que me iba a comer el mundo cuando creciera

Mis viejos me llevaron a colegios caros, me educaron de forma intachable
y crearon un entorno lo suficientemente feliz a mi alrededor

Tuve compañeritas guapas y encantadoras y compañeros sanos y bien
alimentados

Tuve árboles de navidad cargados de regalos

Tuve buenos amigos con los que jugaba en las frías tardes de invierno

Tuve inolvidables veranos bajo la cegadora luz del Mediterráneo

Tuve pasiones, tuve ideales y tuve ejemplos a seguir

Viví, viajé, conocí mundo, conocí gente y aprendí de todos ellos

Tuve buenos trabajos

Tuve dinero y lo gasté a manos llenas

Logré hacer realidad alguno de mis más preciados sueños

Cantar en una buena banda de rock’n’roll

Tener una mujer a quien adorar, con quien compartir casi todo
y un lugar donde refugiarnos

Tuve presente y futuro

Tuve libertad

Tuve inteligencia

Tuve sensibilidad

Tuve arrogancia

Tuve creatividad

Tuve locura

Tuve amor

Tuve todo lo que la mayoría de la gente desea tener

Tuve todo y lo perdí todo…


…Por la vena


Que le den por culo

Nominaciones a los Oscar 2011


Ayer conocimos las nominaciones, que incluyen esta novedad: en la categoría de Mejor Película el número de candidatas se amplía, pasando de cinco a diez títulos. Las más nominadas han sido: El discurso del rey (12), True Grit (Valor de ley) (10), Origen (8), La red social (8), The Fighter (7), 127 Horas (6), Toy Story 3 (6) y Cisne negro (5). Javier Bardem obtiene una merecida nominación por Biutiful, que también entra en la categoría de Película de Habla No Inglesa. Otra de las sorpresas agradables es la inclusión de la griega Canino, esa perturbadora cinta de la que ya hablamos aquí, en la misma categoría. Los diez filmes que optan al Oscar a la Mejor Película son: El discurso del rey, True Grit, La red social, Origen, The Fighter, Cisne negro, 127 Horas, Los chicos están bien, Winter's Bone y, de nuevo, Toy Story 3 (también candidata como Mejor Película de Animación). La lista completa está aquí.




Hoy, en Madrid


Tres notas

Una. Años atrás, y en otro lugar, escribí sobre el hallazgo de cartones de leche de oveja de la marca zamorana Gaza, a la venta en uno de los edificios de El Corte Inglés de Madrid. Supongo que la baja demanda (la leche de oveja no es muy popular, me temo) hizo que, un tiempo después, no volviera a ver esas cajas en la citada cadena. A mí no me entusiasma la leche, pero me he criado, como se han criado muchos, bebiendo Gaza (aunque de vaca), y encontrarla en una ciudad que no es la tuya resulta gratificante. La leche de oveja o la de cabra me resultan más agradables al paladar, tal vez por su espesura o por su fuerte sabor. La otra tarde, deambulando por El Corte Inglés de Princesa, topé en la sección de lácteos y derivados con yogures de leche de oveja y de leche de cabra. De la marca Gaza. Nunca antes los había encontrado en Madrid, así que compramos unos cuantos y son muy sabrosos. Saben a yogur de verdad, no a leche en polvo, como sucede con algunas marcas. Encontrarse con productos de mi tierra en la ciudad en la que vivo siempre es para mí motivo de alegría. Es posible que el amor a la patria de cada uno empiece en el paladar y en el estómago.
Dos. Unos días antes de Navidad acudí a la rueda de prensa de un autor checo en la librería Tipos Infames, en el barrio de Malasaña, en Madrid. El acto lo organizaba Enrique Redel, editor de Impedimenta. Su catálogo es impecable. Al concluir las entrevistas fui a despedirme de Enrique. En la breve conversación surgió Zamora porque su mujer, la escritora Pilar Adón, estuvo invitada el año pasado a dar una conferencia en la Biblioteca Pública. Y de la ciudad pasamos a un zamorano. Me dijo el editor que uno de los traductores de la editorial es oriundo de esta provincia: se refería a José C. Valés. Yo ignoraba el dato y luego busqué información por ahí. En efecto, José nació en Zamora en el 65 y es licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Salamanca. En su currículum hay numerosas traducciones, pero lo que pocos saben es que él está detrás de uno de los mayores éxitos sorpresa de los últimos tiempos en el mundo editorial español: suya es la traducción de `La hija de Robert Poste´, de Stella Gibbons, que ya va por la decimotercera edición. Está en el catálogo de Impedimenta, al igual que está `La hija del optimista´, de Eudora Welty, y en breve lo estará otra de sus traducciones, `Flora Poste y los artistas”, también de Gibbons. Las dos primeras las tengo en mi biblioteca desde su publicación. Pero aún no las he leído.
Tres. Llevo años intentando que David González, poeta y amigo que vive en Gijón, y con una obra que no necesita presentación a estas alturas, acuda a leer a mi tierra. Hicimos planes en varias ocasiones, pero todo se iba torciendo. Cuando uno podía desplazarse, el otro no. Cuando él publicaba un nuevo libro y preparábamos alguna presentación, le coincidía con una de esas etapas en que no tiene un céntimo en el bolsillo. El caso es que, una y otra vez, lo hemos ido posponiendo. Pero este mismo sábado, 29 de enero, si nada lo impide, varios zamoranos presentaremos una antología en el Ávalon Café, a las diez de la noche, y el invitado de honor, el invitado de excepción, es David González. Quien escucha por vez primera sus lecturas no lo olvida. Puede que alguna vez falle, no digo que no, porque es humano. No obstante, en general, sus recitales suelen contener la contundencia de quienes atravesaron épocas turbias y han vivido para contarlo. No digan que no les avisé.


El Adelanto de Zamora / El Norte de Castilla

Cartel de Hanna


Nueva película de Joe Wright (Orgullo y prejuicio, Expiación), con Eric Bana, Cate Blanchett y Saorise Ronan.

martes, enero 25, 2011

Mutaciones del cine contemporáneo, de Varios Autores. Edición de Jonathan Rosenbaum y Adrian Martin


Para analizar las mutaciones del cine en estos tiempos, de revoluciones digitales y nuevas comunicaciones y de un nuevo orden mundial tras el 11-S, nada mejor que un libro de estructura mutante, como es éste. En sus páginas podemos hallar cartas entre críticos de cine, entrevistas, diálogos, ensayos, intercambios de correos electrónicos… Unas 330 páginas que despiertan el apetito de esa extraña raza (nosotros, los cinéfilos) e inducen a buscar las películas citadas y a interesarse por la filmografía de directores poco conocidos. Es un placer asistir a conversaciones en las que estos críticos no sólo tienen gustos elitistas, sino que abarcan distintos géneros y diversas épocas: para la mayoría de ellos es tan reseñable el cine juvenil de los 80 como Kiarostami. El libro presta mucha atención al nuevo cine iraní, al japonés y al taiwanés, pues ha roto fronteras y hoy, con la ampliación de los mercados y las nuevas tecnologías, es más popular que antaño. He apuntado los nombres de algunos directores cuyos trabajos quiero seguir, a los que había oído nombrar pero de los que desconozco sus películas, y también de aquellos de los que he visto sólo una parte de sus filmografías. Porque para mí el problema sigue siendo que yo prefiero ver las películas en el cine, y muchas de las obras citadas no tienen distribución en salas comerciales o su exhibición es restringida. Para entender lo que significa este título esencial, ya de culto en otros países, ofrezco unas palabras del prólogo de Pere Portabella:

Los autores reunidos en este volumen insisten en que hay que estar muy atentos al mapa cambiante del cine mundial, y ello presupone que nuestras percepciones y explicaciones de este fenómeno deben seguir el ritmo de las más diversas mutaciones. Así, por ejemplo, al tiempo que se descentraliza geográficamente la producción cinematográfica, muchas películas provenientes de Asia y Oriente Medio, que representan narrativas ajenas al “canon” occidental, han conseguido a lo largo de la pasada década una preeminencia en la cultura cinematográfica mundial impensable hace veinte años, transformando nuestra idea de lo que es y puede ser un relato trenzado con imágenes y sonidos. El cine cambia, muda, muta. Y, así, internet legitima la existencia y constante construcción de comunidades horizontales donde la imagen fílmica se dispersa y se construye con criterios no sospechados hace apenas unos años.


[Traducción de Esther Gaytán Fuertes]

Hereafter (Más allá de la vida)


Cuando decimos que Clint Eastwood es el último cineasta clásico, sus defensores no lo decimos por su edad, o porque lleve décadas en el cine. Lo decimos porque aún rueda como los grandes lo hacían antaño: se toma su tiempo para contarnos la historia, nos adentra poco a poco, sin prisas, en los pormenores que atañen a cada personaje, filma planos largos, se interesa antes por los seres humanos y sus relaciones y sus miedos que por la acción o los efectos especiales. Esa narrativa clásica es, precisamente, la que le reprochan los gafapasta: allá ellos. Aunque Hereafter no alcance el nivel de Gran Torino o El intercambio, sí me parece superior a Invictus. Sus películas jamás me defraudan.

En Hereafter, Eastwood nos cuenta tres historias. Las de tres personajes de tres partes del mundo que pertenecen a distintas clases sociales: el hombre de clase media de San Francisco que es capaz de ver a los muertos cuando toca a los vivos (encarnado por Matt Damon), el niño de clase baja de Londres que ha perdido a su hermano (interpretado por Frankie McLaren) y la mujer de clase alta de París que ha sobrevivido a un tsunami (encarnada por Cécile de France). A los tres, sin embargo, los une la muerte. La creencia en el más allá; en que, una vez muertos, no desaparecemos del todo, sino que ingresamos en una especie de campo de energía en la que aún vemos a los vivos. Desde el inicio, el espectador sabe que esos personajes van a coincidir en algún punto, pero no sospecha cómo ni cuándo.

Son curiosas las diferencias entre lo que son en realidad las películas de Clint Eastwood y el modo en que los distribuidores las venden al público. Porque, en realidad, no tienen nada que ver. Más allá de la vida se ha intentado vender como un filme similar a El sexto sentido o a Los otros, plagado de efectos especiales y de fantasmas. Y no es así en absoluto. Quien acuda al cine pensando en historias de aparecidos y de sustos quizá salga decepcionado. Le preguntan al director, en las entrevistas, por los efectos: y éstos sólo aparecen en los cinco primeros minutos de película. El resto es un largometraje sobre gente herida, sobre gente obsesionada con la muerte, sobre gente que, creyendo en que otra vida es posible, acaban siendo una especie de apestados, de parias de la sociedad. La cuestión, lo que le importa a Eastwood, es cómo pueden sobrevivir a ese contacto con la muerte y a esa creencia en el otro lado. Irregular, lo admito, pero sigue siendo una admirable película. Y me ha llegado en un momento en el que necesitaba algo así.

La pareja más guapa del foro

Nos hemos despertado juntos
hemos ido al baño juntos y hemos meado
nos hemos duchado juntos
juntos nos hemos tomado una taza de café al ritmo que Hendrix
nos marcaba desde el aparato
nos hemos reído juntos comentando alguna banalidad
nos hemos vestido juntos

Y nos hemos puesto cantidad de guapos

Yo me he colocado mis viejos vaqueros negros, destartalados
y con algunos agujeros
los botines de gitano del Rastro
la camisa negra con topos fucsia
la muñequera que me regaló el Dogo, de cuero negro
una chupa de ella, cortita y con muchas cremalleras, de cuero negro
la gorra de cuero negro que unos meses después se intentó suicidar
en el Sena
las gafas, negras
mis uñas conservan todavía parte del esmalte negro que les pusimos hae
unos días

A ella también le ha dado por vestirse salvaje esta mañana

Sus zapatos de ante tipo años cuarenta (o treinta, o cincuenta, no tengo
ni puta idea)
las medias de red
las braguitas de seda negra con el lacito rojo
una minifalda roja y negra, de cuero
la chupa que fue de Eduardo, de cuero negro
una camiseta negra brillante, como si fuera de hilo de purpurina
las gafas, negras
el pañuelo de calaveras
el bolso de piel de serpiente
todos sus anillos favoritos y alguna que otra pulsera

Se ha pintado los ojos

Se ha pintado los labios

Se ha perfumado

Hemos salido juntos a la calle y todos se nos quedan mirando

Somos la pareja más guapa, los dos jovencitos más admirados

Somos los profetas

Los elegidos

Mañana volveremos a las portadas

(Si nos apetece y el tiempo lo permite)


El Ángel, Los planos de la demolición

Hoy, en Madrid


lunes, enero 24, 2011

Viscerales: ya a la venta


Ya se puede encontrar nuestra antología Viscerales (selección, prólogo y epílogo de Mario Crespo y José Angel Barrueco. Ediciones del Viento) en unas cuantas librerías. Hemos visto ejemplares por ahí, y también se puede pedir on line: Fnac (lo tienen, aunque en la ficha ponga "Bajo pedido"; está en Narrativa Española, en la C), Laie, La Central del Reina Sofía, Antonio Machado, Agapea, Picasso, Paquebote... Lo extraño es que dicen que aún no está en La Casa del Libro. Suponemos que llegará en estos días.



De momento tenemos confirmadas dos presentaciones. La primera será en Zamora, este sábado, 29 de enero, en el Ávalon Café. Con la presencia de Mario Crespo, David Refoyo, David González y yo mismo. También invitaremos a Choche a leer algo: si no está en la antología es por razones lógicas de espacio. Muchos de vosotros deberíais figurar en el índice, pero no se pueden preparar antologías con cientos de autores. Sobre estas líneas está el cartel del evento, obra de Clifor. Volveré a subirlo el viernes o el sábado, como recordatorio.
La siguiente presentación será en Madrid, el martes, 22 de febrero, en Fnac Callao. Asistirán muchos de los autores del libro. Seguiremos informando.

El malogrado, de Thomas Bernhard


Por fin me he hecho con esta novela, gracias a la reedición de Alfaguara. En El malogrado asistimos a la relación amistosa y triangular de tres hombres que reciben clases de piano en Salzburgo: el narrador, el suicida Wertheimer y el pianista Glenn Gould (en realidad, un Glenn Gould ficticio, pero basado en el auténtico). Y de cómo el tercero se convierte en un genio del piano, algo que acaba afectando a los otros dos. El narrador comienza su historia de regreso al lugar donde Wertheimer se suicidó y va tirando del hilo hacia atrás, con esa prosa musical y en bucle tan característica de Bernhard, siempre un azote de la sociedad:

En la Ciudad Vieja, todo nos había producido un efecto paralizador, el aire no se podía respirar, las personas no se podían soportar, la humedad de los muros nos había debilitado a nosotros y a nuestros instrumentos. En general, sólo habíamos podido continuar el curso con Horowitz porque nos habíamos marchado de la ciudad, que en el fondo es la más hostil al arte y al espíritu que se puede imaginar, un estúpido poblacho de provincia con personas tontas y muros fríos, en el que, con el tiempo, todo se convierte en estupidez, sin excepción.


[Traducción de Miguel Sáenz]

La espera

Te están echando en falta tantas cosas.
Así llenan los días
instantes hechos de esperar tus manos,
de echar de menos tus pequeñas manos,
que cogieron las mías tantas veces.
Hemos de acostumbrarnos a tu ausencia.
Ya ha pasado un verano sin tus ojos
y el mar también habrá de acostumbrarse.
Tu calle, aún durante mucho tiempo,
esperará, delante de tu puerta,
con paciencia, tus pasos.
No se cansará nunca de esperar:
nadie sabe esperar como una calle.
Y a mí me colma esta voluntad
de que me toques y de que me mires,
de que me digas qué hago con mi vida,
mientras los días van, con lluvia o cielo azul,
organizando ya la soledad.


Joan Margarit, Llegas tarde a tu tiempo. Poesía 1999-2002

Primer cartel de Fantomas


Christophe Gans, realizador de Crying Freeman, El pacto de los lobos y Silent Hill, prepara un remake sobre este personaje. Yo recuerdo el Fantomas de las películas de Louis de Funès.

Trailer de Son of No One


Se puede ver en este enlace.

domingo, enero 23, 2011

Próximamente: Diccionario de literatura para esnobs


De Fabrice Gaignault. En Impedimenta. Atención a este libro, que promete ser una guía de raros y malditos, como anuncia ya la editorial:

Ante nosotros tenemos un jugoso catálogo de malditos que solo una minoría selecta debería conocer: de los realistas sucios al Club de los Bigotes Largos, de Kathy Acker a los escritores de cuello vuelto, pasando por Annemarie Schwarzenbach y los amantes del periodismo gonzo. Un exhaustivo listado repleto de autores de vida desastrosa pero sublime, de dandis inveterados, de escritoras de rostro andrógino y gatillo fácil, de miembros de sectas literarias asesinas o de muertos heroicos cuya rocambolesca desaparición les catapultó al estrellato. ¿Quién es ese tipo llamado André Blanchard, que provoca crisis de espasmofilia con solo escuchar su nombre en según qué lugares? ¿Quiénes integran exactamente el Club de los Bigotes Largos? ¿Acaso un extraño grupo de moteros pilosos? ¿Es Jean de La Ville de Mirmont el más grande escritor francés del XX, tal como se afirma en diversos círculos? Fabrice Gaignault, como buen esnob, nos presenta un diccionario de literatura indispensable para todos aquellos que de algún modo sabían que existe vida más allá de las figuras impuestas por la Academia.
Una biblia para los «happy few» amantes del namedropping, que se convertirá en un manual de obligada consulta a la hora de determinar quién es quién en el exigente mundo de los entendidos de cenáculo.

Ágora: Especial Raúl Núñez


Joaquín Piqueras ha preparado este reportaje sobre Raúl Núñez en el nº 22 de Ágora. Los autores que colaboramos, opinando sobre la obra del poeta y escritor, somos: David Gónzalez, Vicente Muñoz Álvarez, Gsús Bonilla, Javier Memba, Alfonso Pascal Ros, Esteban Gutiérrez Gómez, Sonia San Román, Patxi Irurzun, Inma Luna, Andrés Ramón Pérez Blanco “Kebran”, Silvia D. Chica y yo. Descargar: aquí o aquí.

Cartel de The Disco Exorcist


No me queda claro si es una comedia o una de terror. Pero el título es tan freak que tenía que ponerlo aquí.

sábado, enero 22, 2011

Los infiernos de Orfeo, de Joaquín Piqueras



Pista 9
TEORÍA Y PSICOLOGÍA DE LA SUPERVIVENCIA (III)


Te levantas tarde, te pones la bata
y eres Whitman celebrando el glorioso
espasmo del ser. Caminas con solemne
paso humano hacia el water, orinas, te miras
en el espejo y vuelves
a celebrar tu existencia. Piensas
en los múltiples recursos
de los que inconscientemente
has hecho uso para seguir vivo,
en la inestimable capacidad
de supervivencia del ser humano,
ni guerras, ni enfermedades,
ni desastres ecológicos,
ni angustias existenciales,
nada puede con el hombre,
es una especie inextinguible,
es más que la cucaracha,
más que la rata, más que un virus
o la más inmune bacteria,
porque es el centro del universo,
sin él nada existiría, y
con él todo existe, todo tiene sentido.
Te embadurnas la cara
con espuma de afeitar,
te provees de una barba blanca
como el gran Whitman, siempre
dispuesto a celebrar el milagro de la vida.
El milagro del hombre.
El hombre que mata para sobrevivir,
el hombre que viola, que incendia,
que humilla, que atenta,
que arruina, que envenena.
El hombre que ama,
que esconde su corazón
entre los avatares de una cuchilla.

Esta tarde, en Salamanca


Trailers de Scream 4


Parece ser más de lo mismo: aquí.

viernes, enero 21, 2011

Próximamente: Cadáveres exquisitos


De Thomas T. Noguchi. En Global Rhythm. Copio y pego la información de los editores:

Esta obra no pasará a la historia por sus virtudes literarias o su discreción, pero sí, y con letras de oro, por sus patentes cualidades morbosas. Dicho de otro modo, esta obra pasará a la historia de la literatura indiscreta como una joya del realismo enfermizo. Su autor ejerció la medicina forense en el condado de Los Ángeles entre 1961 y 1982, un período rico para él en muertos insignes y muertes enigmáticas, sobre todo si consideramos que su jurisdicción incluía Hollywood, Beverly Hills y otros barrios no menos tormentosos. Lo cierto es que las delicadas manos del doctor Noguchi pudieron palpar vísceras tan entrañables como las de Marilyn Monroe o Natalie Wood y entrañas tan viscerales como las de John Belushi o Janis Joplin. También es cierto que el eminente galeno adoraba las ruedas de prensa con sus flashes y sus pompas, pequeña flaqueza que condujo a sonadas polémicas y después a su destitución fulminante (por bocazas según el mando, por inquina racista según el interfecto). Sea como fuere, el ilustre patólogo tomó entonces la sabia decisión de seguir hablando y escribiendo por los codos, patología que hoy ponemos al alcance del lector en el mejor castellano posible.
¿Se cepillaron a Marilyn para encubrir sus amoríos con Robert Kennedy? ¿Intervino un segundo pistolero en el asesinato de éste? ¿Qué hacía Robert Wagner con Christopher Walken mientras la encantadora esposa del primero se ahogaba en las gélidas aguas del Pacífico vistiendo un camisón de franela? ¿Estaba William Holden borracho como una cuba cuando se partió la crisma? ¿Quién acompañaba a Janis Joplin el día del chute final? ¿Qué depravaciones reventaron al desaforado John Belushi? ¿Cómo se explica el feroz ensañamiento de Charles Manson y sus obedientes acólitos? Pasen y lean…

Cartel de There Be Dragons


La nueva película de Roland Joffé.

Las huellas de los años

Pasan el tiempo, los sucesos, las personas que algo nos importan o significan, próximas o no tanto. Nos vamos haciendo mayores, más desengañados o menos ilusos, al menos en apariencia menos esperanzados porque notamos, si no estamos ciegos, que nos queda menos tiempo. A nosotros y a las cosas que no se arreglan o no mejoran.
Seguir vivo es, irremediablemente, ir perdiendo cosas. Si nuestro ignorado término está fijado, cada día vivido nos resta posibilidades. Y no sólo a cada cual: paisajes, casas, lugares, seres queridos, mucho de lo que nos rodea va desapareciendo, acaso de esa forma parcial pero más irritante que consiste en el deterioro o la decadencia. El mundo que ha sido nuestro, aunque por un lado se amplíe con nuevos amigos o amores, ciudades desconocidas, obras propias o ajenas disfrutadas, se va estrechando. Se derriban edificios a los que estábamos acostumbrados –y no hace falta que fueran hermosos ni cómodos para que los echemos en falta–, se talan árboles, se cierran cines y tiendas de las que fuimos clientes fieles y que van asociadas a recuerdos, se alejan o se nos mueren los amigos; van cayendo, antes o después que los padres, los compañeros generacionales de éstos, que estaban en nuestro mapa personal del mundo, aunque fuese de refilón, desde que nacimos. De las cosas con que nos encontramos al empezar a mirar a nuestro alrededor van quedando pocas, de las que fuimos añadiendo desaparecen o se difuminan otras.


Fernando Marías, extracto del prólogo a Aquella mitad de mi tiempo (de Javier Marías)

Primeros teasers de Dylan Dog




jueves, enero 20, 2011

Verano, de J. M. Coetzee


Esta es una de las lecturas que tenía pendientes del año pasado: el tercer volumen de la extraña autobiografía de Coetezee. Hace años leí los dos primeros, Infancia y Juventud, pero no me entusiasmaron por su frialdad (y no es culpa del autor, pues esa frialdad es propia de su obra, uno de sus sellos característicos), o tal vez en aquellos días yo no estaba preparado para unas memorias tan diferentes de lo habitual. Sin embargo, Verano me ha gustado mucho. Es un paso más allá en el género de las memorias, una vuelta de tuerca asombrosa. En Verano Coetzee ya está muerto y su biógrafo se encarga de preparar un libro sobre él. Lo que nosotros leemos no es la biografía, sino el material de investigación que va a utilizar: fragmentos de los diarios de Coetzee (no publicados) y cinco entrevistas, cuatro de ellas a mujeres y una a un hombre.

En un pasaje de estas entrevistas, dice el biógrafo: Lo que estoy haciendo es relatar una etapa de su vida, y si no es posible un único relato, entonces varios relatos desde varias perspectivas. Es decir, algo no muy diferente a lo que hizo con rabia y acierto Chuck Palahniuk en Rant, donde la figura de un asesino la componían las declaraciones de quienes lo conocieron. Lo que resulta más original es el modo en que Coetzee, en esta falsa autobiografía, crea personajes que hablan de él. Porque no son personajes que hablen maravillas del autor. No lo ensalzan y apenas lo añoran. Sino que bordan un retrato tan cruel y tan despiadado (en ocasiones) que, además, esas mujeres y ese hombre se retratan como seres sin compasión. Si un libro así lo hubiera escrito Antonio Gala, todos los entrevistados ficticios se desharían en loas hacia él. Coetzee es otra cosa, es otra clase de escritor. Siempre incomoda y no deja indiferente. Lo que ha hecho es mentir para decir la verdad, contarnos en parte cómo es él mediante la creación de personajes que hablan sobre su vida. Y es un retrato, ya digo, cruel y revelador. Un fragmento:

-Sí, empiezo a ver el atractivo de Merweville. Por lo menos allí no llueve. Pero ¿por qué no compras una casa mejor aquí, en El Cabo? Escribe un libro. Escribe un bestseller. Gana un montón de dinero.
Es sólo una broma, pero él se lo toma en serio.
-No sabría escribir un bestseller –le dice–. No sé lo suficiente sobre la gente y sus fantasías. En cualquier caso, no ha sido ese mi destino.
-¿Qué destino?
-El deseo de ser un escritor rico y con éxito.
-Entonces, ¿cuál ha sido tu destino?
-Exactamente mi situación actual. Vivir con un padre mayor en una casa de barrio residencial que tiene goteras en el tejado.
-Eso es cháchara tonta, una manera de hablar slap. Está hablando el Coetzee que hay dentro de ti. Podrías cambiar tu destino mañana mismo si te lo propusieras.


[Traducción de Jordi Fibla]

Cartel de The Son of No One


Protagonizada por Channing Tatum, Tracy Morgan, Katie Holmes, Ray Liotta, Juliette Binoche y Al Pacino, es la tercera película de Dito Montiel, realizados de la muy estimable Memorias de Queens y de Fighting (Puños de asfalto), que aún no he visto.

Trailer de Burning Palms


Pinta mejor de lo que esperaba: aquí.

Esta tarde, en Madrid


Presentación de la novela La cárcel de Jackson Pollock (Ediciones Eutelequia). Con la presencia del autor (Germán San Nicasio) y de la editora (Clea Moreno) y la participación del periodista Israel Cuchillo y del guitarrista Pablo San Nicasio. A las 19:00 horas en La Librería de La Central del Reina Sofía.

Cartel de Brotherhood


La ciudad y la bicicleta

Leyendo el libro de viajes del músico David Byrne, `Diarios de bicicleta´, me he acordado a menudo de Zamora. He pensado en mi ciudad de origen en casi todos los capítulos. Porque David Byrne, además de analizar la política y las infraestructuras y las exposiciones de algunas de las ciudades por las que ha viajado (aunque en el libro sólo aparecen unas pocas: Berlín, Nueva York, Londres, Manila…), habla siempre de las condiciones que reúne cada ciudad para el ciclista. En algunas ciudades son favorables y, en otras, son absolutamente espantosas, con un riesgo brutal para el individuo que se sube a una bici y corre peligro de ser atropellado por los coches.
Y me he acordado de Zamora porque yo creo que agrupa unas cuantas condiciones ideales para ser una ciudad modélica en el uso de la bici. Y, sin embargo, no lo es. No es así. Parece que a la gente le cuesta acostumbrarse a utilizar este transporte. En Zamora es muy frecuente coger el coche para recorrer distancias que, a quienes vivimos en otras ciudades, se nos antojan ridículas. De hecho, una de las ventajas de Zamora es que, cuando vuelvo, no tengo que utilizar el autobús ni el coche ni el metro ni el tren de cercanías en mis desplazamientos. No es necesario. Madrid, por otra parte, es una de las ciudades menos acondicionadas (y de las más peligrosas, creo yo) para el ciclista. Pero en mi lugar de nacimiento no es así, y me parece que se dan condiciones favorables: es una ciudad pequeña, sólo caótica en algunos tramos (fruto de la famosa reordenación del tráfico que puso en marcha el anterior alcalde), y dispone de calles en las que un carril bici resultaría ideal, como San Torcuato o Santa Clara; también puede que existan en esas vías y yo no los haya visto, dado que no vivo allí. El entorno del casco antiguo me recuerda algo a otras ciudades europeas y tranquilas que he visitado. De hecho, Salzburgo o Estrasburgo no son tan diferentes de Zamora. Sé que hay servicio de préstamo de bicicletas en varios puntos, y que los horarios y los meses de préstamo varían: mayo-septiembre y octubre-noviembre. Y, sin embargo, juraría que apenas veo bicis cuando camino por sus calles.
Ese libro de Byrne me ha servido para rememorar un tiempo, el tiempo de mi infancia, en el que ir en bicicleta por la ciudad era considerado poco menos que un acto de bandolerismo o la acción propia de un gamberro. De niño recorría a menudo las calles de la ciudad en bici, una BH que es posible que mencionara en alguna ocasión. Si pedaleaba por las aceras junto a mis amigos, los ancianos nos llamaban “gamberros”, a voces. Si optábamos, entonces, por meternos en los parques, no tardaba en recortarse la figura gris y siniestra del guarda (herencia del franquismo, supongo) para amenazarnos con su cachava, de la que una vez me llevé un mandoble; según el guarda, estaba prohibido circular en bicicleta por allí. Si decidíamos meternos en la carretera, huyendo de las broncas de los peatones y del guarda, los conductores nos pitaban y nuestras familias nos echaban un sermón porque era peligroso, y las familias tenían razón. Con el tiempo dejé de usar la bici y la cambié por otros medios. Y siempre me pareció insólito que mis siguientes vehículos, es decir, la moto vespino y el coche de segunda mano, jamás me dieran tantos problemas como me había ocasionado la bici respecto a los peatones y a los conductores. En Estrasburgo, los jóvenes van de bares en bicicleta. Y también acompañan a sus novias con este transporte. En la ciudad hay menos humo y menos ruido. Espero que algún día mi ciudad tenga ese aspecto.


El Adelanto de Zamora / El Norte de Castilla

miércoles, enero 19, 2011

Beatitud: lista de autores y contraportada


Ediciones Baladí. Selección y prólogos de Vicente Muñoz Álvarez e Ignacio Escuín Borao. Textos de Carla Badillo Coronado, Patxi Irurzun, Ana Pérez Cañamares, Joaquín Juan Penalva, José Angel Barrueco, Carmen Beltrán, Uberto Stabile, David González, Carmen Camacho, Miquel Silvestre, Raúl García, Sergio Gaspar, Safrika, Nacho Abad, David Mardaras, Mario Crespo, Roxana Popelka, Eduardo Almiñana, Octavio Gómez Milián, Estelle Talavera Baudet, David Mayor, Pepe Pereza, Almudena Vidorreta, Lucas Rodríguez, Inma Luna, Diego Urizarna, Alfonso Xen Rabanal, Pablo Casares, Sonia San Román, Eloy Fernández Porta, Déborah Vukušić, Vicente Muñoz Álvarez.

Próximamente: El camarada


De Takiji Kobayashi, autor de la muy recomendable novela Kanikosen. El pesquero. En breve, en Ático de los Libros.

Biografía numérica (enero de 2011)

1972: origen
1 hermano pequeño
1 hermana pequeña
1 operación de fimosis
1 tío muerto en accidente de tráfico
2 uñas arrancadas por las puertas
1 abuelo herido por arma de fuego
1 padre tirano
2 huidas de casa
3 veces cursado el 2º de bup
2 divorcios en la familia
3 abuelos asesinados por el cáncer
6 novias
1 carrera concluida
5 ó 6 libros publicados, y más de 20 antologías
2 operaciones de fístula anal
11 domicilios distintos
1 primo suicida, y exitoso en su cometido
3000 y pico artículos escritos
1 tío fallecido de cáncer
2900 libros en la biblioteca
3 ó 4 mascotas enterradas
5 muelas extraídas
4 alergias: polen, polvo, penicilina, cefalosporina
1 afección de piel: la rosácea
4 dioptrías y media en cada ojo
1000 y pico amigos en facebook
1 madre aniquilada por el cáncer
1 pareja estable
1 bebé en camino
38 años
59.8 kgs
100 cicatrices
1 corazón para amar a
mis vivos y a mis muertos.


José Angel Barrueco, Inédito

Desprecio y falta de respeto

Ya hace algunos años, no sé cuántos, que no paso en Zamora el Día de Reyes y, en general, los días previos y los posteriores, de modo que no estoy muy seguro de cómo funciona hoy en mi ciudad natal ese terremoto que suponen las masas entrando en las tiendas y en los grandes almacenes para efectuar las compras que tal vez necesitan (las de los regalos) y las que tal vez no necesitan (las de las rebajas). No creo, no recuerdo que el efecto sea tan brutal como en Madrid. Si uno entra a última hora en algún comercio, en esas fechas, como yo hice en esos días pasados, comprobará que por allí parecen haber pasado las hordas de Atila. Que lo han arrasado todo sin misericordia. En Reyes, por las librerías de los grandes almacenes se mueven masas que, salvando las excepciones lógicas, se caracterizan porque no suelen comprar libros y menos aún leerlos, pero ese día van en busca del best seller que, creen, puede gustarle al padre o a la novia. Se nota en su trato a los libros. O debería decir su maltrato. Porque uno pasea por entre las mesas de novedades y se desanima en cuanto ve los libros movidos de su sitio, descolocados, alguno en el suelo, mal devueltos a los estantes en los que los empleados los pusieron en vertical, con el lomo hacia fuera y en orden alfabético dentro de su sección. Parece como si un huracán hubiera arrasado Fnac o La Casa del Libro. Y ese trato sólo pueden dárselo quienes no están familiarizados con los libros, pues el auténtico amante de la literatura los trata igual que si fueran porcelanas chinas.
Por esos días dimos una vuelta por Zara. La sucursal que tienen cerca de Sol, en Madrid, y cuya entrada principal está en Preciados. Lo que vi por allí me pareció desolador. Humillante para las dependientas. Repulsivo en cuanto al comportamiento de los compradores y los meros curiosos. Indignante para los clientes que vienen después, cuando el comercio aún no ha cerrado pero está a punto de hacerlo. Sospecho que, en cuanto a Zara y otras populares cadenas de ropa, esto sí sucede en Zamora, aunque a menor escala. Lo digo porque, si mal no recuerdo, alguna amiga me contó hace tiempo los incordios diarios desde que se pone el cartel que anuncia las rebajas. Había ropa mal colocada en las mesas, desordenada en un revoltijo con trazas de mercadillo. Había perchas solitarias, sueltas, en el suelo, junto a montones de ropa, de camisetas, vestidos y pantalones. La gente ni siquiera se molestaba en sortearla y la pisaba sin miramientos. No digo que la recogieran (yo mismo pensé en hacerlo, pero se hubiera convertido en un trabajo, pues en todas las plantas había casi más ropa en el suelo que en los estantes), pero al menos deberían haber evitado ponerle los zapatos encima, con toda la mierda que las suelas arrastran. Aquello parecía un basurero.
Sé que me dirán que eso es así, que es lo acostumbrado, que es perfectamente normal que las hordas entren a saco en las tiendas y sean capaces de arrollar al personal para conseguir las prendas codiciadas a un precio ridículo. Y eso es lo que me preocupa. Que, habiéndonos acostumbrado a ese intolerable comportamiento, lo aceptemos como norma. Porque lo peor ya no es el trato a la mercancía: a la ropa o a los libros, en este caso. No. Lo indignante es el trato humano. Porque arrojar objetos al suelo o tirarlos sin querer y no agacharse a recogerlos revela el más absoluto desprecio por los empleados que allí trabajan y supone una falta de respeto hacia ellos. Los empleados que pasarán horas extras, de noche, recogiendo y limpiando lo que otros tiran y descolocan. Y no, me temo que ese no es su trabajo. No debería serlo.


El Adelanto de Zamora / El Norte de Castilla

Poemas de Iacyr Anderson Freitas

Me llega desde Brasil un paquete de Iacyr Anderson, a quien no conozco y de quien no había oído hablar, con dos libros de poemas de su autoría. Iacyr ha ganado unos cuantos premios y los libros tienen buena pinta. Pero, como dije en una ocasión reciente, no estoy preparado para leer en portugués (que lo hiciera una vez no significa nada porque lo mío me costó), así que dejo sendas portadas, copio dos poemas en su lengua original y deseo a Iacyr toda la suerte literaria del mundo:



OFERENDA MORTUÁRIA

Primeiro se oferece
a pretos alforria,
para cobrar, depois,
o que ninguém previa:

a conta dos seus dias
a juros, banzo e febre,
num lugar onde a morte
galopa feito lebre.

Num lugar já gravado
com o visgo da peste,
que só o larga quando
menos que um sopro reste.



RIMBAUD

da história trouxemos o medo
no futuro não acreditávamos
marchamos o contrário
sentido dos ventos: oficina
tão fugaz quanto
a mais funda pegada

o delírio… caro rimbaud
moldura de nossos deslizes
nesses inúteis salões de chuva

§ fundamos duras pegadas
...sobre o tempo de não verter cicatrizes

martes, enero 18, 2011

Diarios de bicicleta, de David Byrne


Durante sus giras por varios países, el músico David Byrne se toma siempre un respiro: coge su bicicleta y recorre a solas las calles, los cafés y las exposiciones. De ahí se desprende el germen de este libro, estos diarios que insertan fotografías y que contienen su parte de ensayo, porque Byrne analiza la situación política de las ciudades, así como comenta su infraestructura, habla de sus museos o de las condiciones para el ciclista. Algunas ciudades norteamericanas en las que siempre tropieza con lo insólito, y ciudades tan distintas entre sí como Berlín, Estambul, Buenos Aires o Londres. El de viajes es uno de mis géneros favoritos. En su visita al edificio donde estuvo la Stasi, la policía de la RDA, esto es lo que Byrne cuenta:

Tal como es hoy día, el museo es rudimentario. En una planta de antiguas oficinas se muestran extravagantes aparatos de espionaje: cámaras ocultas en troncos, en grandes botones de abrigo o en rocas falsas. También hay una casita para pájaros… un tanto obvio, creo yo.
Quizá la intención era no esconder demasiado bien todos esos aparatos de vigilancia. Quizá se consideraba más importante hacer que la gente supiera que estaba siendo observada y escuchada, en lugar de crear simples sospechas sobre espionaje generalizado. Una cámara tan flagrante confirmaría los rumores. Si no eres consciente de estar siendo observado, si no te lo demuestran de vez en cuando para que vivas atemorizado, entonces, ¿qué sentido tiene? La mejor vigilancia es hacer que todo el mundo sospeche que está siendo permanentemente observado. Así el gobierno no tiene ni siquiera que controlar las cámaras, basta con que la gente crea que alguien puede estar vigilando. En algunos edificios de Estados Unidos se instalan cámaras de vigilancia falsas, para ahuyentar a los malhechores. Por supuesto, en el cuartel general de la Stasi no todo eran aparatos de vigilancia graciosos, no todo era tecnología caduca del tipo que hoy día nos hace sonreír. El resultado eran vidas arruinadas, devastadas, destruidas; la más mínima sospecha acababa con la carrera de uno. Se encarcelaba y se torturaba a la gente sin una razón determinada (¿a qué me suena esto?), y se aplicaba una gran censura a la información y a la cultura. Y, en el Este, tampoco se comía demasiado bien.


[Traducción de Marc Viaplana]