jueves, enero 27, 2011

Lo que nos tragamos

Durante el fin de semana pasado, muy a mi pesar, vimos los telediarios de distintas cadenas. El único informativo que yo soportaba, el de CNN Plus, ya no está a nuestra disposición: fue sustituido, ya lo saben, por `Gran Hermano´ en emisión de 24 horas, que debe ser algo así como un castigo propio del Infierno. En todos esos telediarios gran parte de la información se resumía en una única noticia que, sin embargo, a mí no me parece noticia: el regreso del frío. En los informativos destinaron casi la mitad del tiempo a contarnos que iba a hacer mucho frío, que helaba. En invierno. Cuando, en verano, la noticia de cabecera anuncia que aumentan las temperaturas, y, en invierno, la noticia de apertura es que bajan las temperaturas, entonces algo va muy mal en el periodismo televisivo. En uno de esos reportajes del otro día, creo que fue durante la sobremesa del domingo, nos contaban lo que sucedía al helarse las calles y nevar en algunas zonas de España: mendigos con frío, bares con menos clientela, comercios vacíos… Nos lo contaban como si la media de espectadores tuviéramos cinco años. Como si todos nosotros, los que solemos ver los telediarios, no tuviéramos ya unos cuantos inviernos a la espalda. Me dio por pensar en mi abuelo materno, que luchó en la guerra civil, y también en otros abuelos que soportaron durante décadas los más duros inviernos: sin calefacción, sin agua caliente, sin lavadora, sin otro remedio que pelar frío. Si vieran estos telediarios en los que nos hablan de lo que sucede con el frío, se retorcerían de risa. Los suyos sí eran tiempos duros.
En ese fin de semana, hablando por teléfono con un amigo, me decía más o menos lo mismo. Que, en la actualidad, gran parte del tiempo asignado a los telediarios nacionales la ocupan con el clima (informan del frío en invierno y del calor en verano) y con el deporte (que, según mi amigo, ni siquiera es Deporte en su acepción genérica, sino que suelen centrarse, mayormente, en el fútbol). El nivel de lugares comunes en la redacción de las noticias de los telediarios nacionales es tan alto, está tan plagado de coletillas y fórmulas, que me parecen más dignos los informativos locales. Hagan la prueba con los primeros: escuchen a los locutores sin mirar a la pantalla, para centrarse así en la palabra sin el refuerzo de la imagen.
En la prensa nacional veo de vez en cuando errores de documentación tan garrafales que me pregunto dónde están quienes deberían encargarse de subsanar deslices y comprobar si los datos de cada noticia son correctos. Y voy a dar un ejemplo. A principios de enero, en un reportaje del suplemento dominical de El País, hablaban de la obra del escritor Tao Lin. En el último párrafo el redactor comentaba que una editorial iba a publicar en España su última novela, y añadían lo siguiente: “la primera traducida al español”. Bien, pues si el redactor o sus supervisores hubieran hecho los deberes, sabrían que ese error es inadmisible. Porque, de Tao Lin, la editorial El Tercer Nombre publicó ya, en 2009, la extraña novela de no menos extraño título: `Eeee, eee, eeee´, y lo tradujo Gema Facal Lozano, y en mi blog, en una entrada del 2 de enero de 2010, puede verse la cubierta y se pueden leer unas líneas de la misma. Este es sólo un ejemplo, con datos que corroboran el error. Pero suelo encontrar abundantes ejemplos en la prensa nacional. Y yo, que sólo estoy al tanto del cine y de la literatura, y por tanto se me escapan los posibles errores en otros ámbitos, me pregunto cuántos datos erróneos e información sesgada nos tragamos a diario.


El Adelanto de Zamora / El Norte de Castilla