domingo, julio 13, 2008

Superpoderes

Son días favorables para la difusión del cómic y aquí vamos a hacer un refrito de parte de la actualidad. Vi ayer un vídeo en el que, al término de una entrevista con Will Smith (en plena promoción de “Hancock”, en la que da vida a un superhéroe gafe y alcoholizado), un reportero español le regalaba un ejemplar de las desventuras de Superlópez, obra del maestro Jan. El actor le echó un vistazo. Le gustó. A mí me gustó que se lo regalaran, dado que Superlópez fue uno de mis antihéroes favoritos en la infancia. Ya dijimos que en España la parodia nos sale de modo natural. En USA inventaron a Superman y nosotros les dimos a Superlópez. Los ingleses concibieron a James Bond y respondimos con Mortadelo y con Anacleto. “Hancock” ha roto taquillas. Lógico. Un superhéroe caído en desgracia es una buena excusa para una historia. El cine y la literatura han encontrado un filón en el cómic y, de momento y mientras generen ingresos y reciban premios, no lo van a soltar. Ejemplo reciente: “Persépolis”.
Fui a ver “El Increíble Hulk” porque intento no perderme los filmes basados en tebeos. No está mal, resulta entretenida. No alcanza los niveles de “Superman”, “Spiderman 2” o “Batman Begins”, ni los roza. Pero es mejor que la que hizo Ang Lee, “Hulk”, básicamente por una mala decisión de montaje en aquella: Lee nos mostró media película con Bruce Banner y la otra media con Hulk. Ese es un error garrafal en las adaptaciones. Debe existir equilibrio. Que el héroe cambie de identidad, pero no demasiado a menudo. Muchos minutos de “hombre normal” aburren y muchos minutos de “superhéroe” cansan. El equilibrio está más logrado en esta nueva versión de “La masa”. Sigue habiendo un problema: que un tipo verde generado por ordenador no impone, no da miedo. A mí me impresionaba más Lou Ferrigno pintado de verde, con greñas, cara de bruto y dando leches como panes. Cuando Hollywood entienda esto y regrese a un actor pintado, la cosa mejorará. En este Hulk de Edward Norton me deleitaron los cameos: Stan Lee, Lou Ferrigno y, al final, Robert Downey Jr. haciendo de Tony Stark (el hombre tras la máscara de Iron Man). También vi “Iron Man”, pese a que jamás he leído un cómic en el que aparezca: no se puede estar en todo. Me pareció digna, ácida, mejor que “Hulk”. Pero no es “Batman Begins” ni “Sin City”. Hablando de “Sin City”, se me hace eterna la espera para la secuela. Leí los cómics y son piezas antológicas. Su autor, Frank Miller, ha dado él solito el salto a la dirección y adapta estos días otro personaje célebre: “The Spirit”, obra de Will Eisner.
Son tantos los rodajes actuales o en preproducción de cintas basadas en cómic que pierdo la cuenta. Me alegra saber que Rob Zombie adaptará su propio tebeo: “El Clavo”. En breve llegará “Hellboy 2”. No me gustó “Hellboy” porque no conocía al personaje y me despistó un poco y, lo confieso, porque no me enteré de nada. Pero voy a darle una oportunidad alquilando en dvd el montaje del director, que sospecho será menos confuso. Y no me perderé la secuela. Hace unos días leí “Wanted”, un cómic demoledor, con el planeta poblado de supervillanos malhablados. Luego vi el trailer de la película y comprobé que han traicionado a los autores. No tiene nada que ver. Sueño con que hagan realidad algún día “Torso”, una novela gráfica sobre un asesino en serie. Espero con ansia la versión cinematográfica de “Watchmen”. Rezo para que respeten la obra. Pero sobre todo necesito ver “The Dark Knight”, la secuela de la magistral “Batman Begins”. En mi mesilla, por cierto, guarda turno una novela con superhéroes: “Muy pronto seré invencible”. Y muy pronto la leeré.