martes, abril 08, 2008

Ropa tendida, de Eva Puyó


Cuando me fui de casa mi madre sacó una ristra de objetos que me quería dar: vasos, platos, fuentes... "Llévatelo todo, que me quiero quitar mierda." La mayoría eran regalos suyos de boda, o juegos incompletos de los que se había desprendido alguna de las señoras para las que mi madre trabajaba. Yo le dije que me apetecía ir de compras y estrenar cosas. Rodearme de objetos bellos, en lugar de trastos usados y tarados. No acepté casi nada de lo que me ofrecía. "¿Lo quieres o no lo quieres? Pues a la basura. He dejado de ser una sentimental", me decía mi madre mientras hacía limpieza de armarios. Parecía haber acumulado durante años un ajuar imperfecto del que ahora se quería deshacer.
Ropa tendida es la primera novela de Eva Puyó y posee la frescura y la cercanía propias de un debut literario. Son historias que giran en torno a la familia, a las locuras y a las rarezas y a las intimidades domésticas de personas con las que, de algún modo, el lector se identifica. Uno sabe de lo que Eva habla: las excentricidades de los padres, los hermanos que no se hablan, la independencia y el primer piso, el carnet de conducir, la ropa que una madre tiende en los radiadores cuando afuera llueve... Y todo está muy bien contado, en poco más de 100 páginas y con un humor sabroso que nos recuerda un poco a Mi abuelo, de Valérie Mréjen. La magnífica portada, por cierto, es de Miriam Reyes.