En El Rastro, buscando libros. Una señora coge de un puesto una novela. El vendedor, con la voz ronca de coñac y gargajos, dice: “Venga, que están muy baratos, oiga. Libros baratos. Ese es muy bueno, señora. Muy bueno”. Sensación de que, aunque la señora hubiera cogido cualquier otro, el vendedor hubiera dicho lo mismo.
Hace 18 horas