QUE TENGAS UNA BUENA NOCHE, de David González
Suelo salir a despedirla al descansillo. Cada noche.
Cuando sale a ganarse nuestro pan con el sudor de su frente.
En una mano lleva la bolsa, o bolsas, de la basura.
En la otra, o bajo el brazo, los dos periódicos del bar.
Suelo salir a despedirla al descansillo. Cada noche.
Cuando sale a ganarse nuestro pan con el sudor de su frente.
Le arreglo el pelo. Le coloco bien el cuello del abrigo.
La beso en los labios. Que tengas una buena noche, le digo.
Mientras baja por la escalera, aún le recuerdo: Si necesitas
algo,
me llamas. No importa qué hora sea. Me llamas.
Aguardo, todavía, a que desaparezca su espalda
y desaparezca, también, de la pared, la sombra de su espalda…
A que se apague la luz
y abajo, en el zaguán, se escuche un portazo. Solo entonces
entro en casa
y cierro la puerta.
Cuando sale a ganarse nuestro pan con el sudor de su frente.
En una mano lleva la bolsa, o bolsas, de la basura.
En la otra, o bajo el brazo, los dos periódicos del bar.
Suelo salir a despedirla al descansillo. Cada noche.
Cuando sale a ganarse nuestro pan con el sudor de su frente.
Le arreglo el pelo. Le coloco bien el cuello del abrigo.
La beso en los labios. Que tengas una buena noche, le digo.
Mientras baja por la escalera, aún le recuerdo: Si necesitas
algo,
me llamas. No importa qué hora sea. Me llamas.
Aguardo, todavía, a que desaparezca su espalda
y desaparezca, también, de la pared, la sombra de su espalda…
A que se apague la luz
y abajo, en el zaguán, se escuche un portazo. Solo entonces
entro en casa
y cierro la puerta.
Nota: Este es uno de mis poemas favoritos. También es uno de mis poemas favoritos de la poesía de David. Expresa, exactamente, cómo me siento cada mañana, de lunes a viernes. Respecto al título de esta entrada, basta con leerse estos posts (que me perdonen si me olvido de alguno): los de David G., David R., Ana, Jorge, Fernando, Kebran. Lo demás es caspa, ya me entiendes...