jueves, junio 07, 2007

Razones para vivir, de Amy Hempel


Entre sus influencias, Chuck Palahniuk suele citar a Amy Hempel. En España estamos esperando que alguna editorial traduzca The Collected Stories of Amy Hempel. Aquí sólo publicaron el libro que nos ocupa, en 1989, gracias a Tusquets, y me ha costado meses hacerme con un ejemplar, tanto que el capricho se convirtió en un reto.
Razones para vivir reúne quince cuentos, algunos muy breves. Sus páginas encierran dolor, algo de amargura, como ese relato en el que una mujer de la limpieza no logra eliminar la mancha de sangre de la alfombra que dejó el cadáver de la mujer del viudo cuya casa limpia y cuida. O aquel en el que una chica vela la agonía de una amiga en el hospital, y la moribunda le dice: "Cuéntame cosas que no me importe olvidar". Este hubiera sido un buen título para el libro: cosas que no nos importe olvidar para alejar el dolor. Puede que me equivoque, pero estos cuentos me han recordado un poco a la escritura minimalista de Raymond Carver y su método para conseguir que no sepamos qué les ha pasado a los personajes, y por qué atraviesan una crisis, hasta el final; pero también me recordaron a las historias de silencios y desencuentros de Isabel Coixet. Abortos, muertes, intentos de suicidio, accidentes. Pero no son tan duros como parecen. Os dejo con el estupendo principio de Yendo:
Esta mañana hay una errata en el menú del hospital. Lo que quieren decir, creo, es que esta noche servirán el asado con rábanos importados. Pero lo que dice aquí, en la bandeja del desayuno, es que servirán el asado con rábanos amputados.
Una palabra que a nadie le gusta oír después de haber dado dos vueltas de campana a noventa para aterrizar de costado en una zanja.