Hace 9 horas
jueves, julio 22, 2010
Trailer de Stone

Con Robert DeNiro, Edward Norton y Milla Jovovich. Dirige John Curran, de quien me causó buena impresión El velo pintado. Aquí.
Las fotografías mienten
En la fotografía sonríes.
Recuerdo aquel día.
Llevabas los pendientes que te había regalado unos días antes. Un año después. Después de que todo empezara: las conversaciones absurdas (sólo un poco más, más tiempo), los roces accidentales (los dos queríamos pero ninguno se atrevía), las miradas cómplices (tus ojos y mis ojos y, alrededor, nada). Luego, los cafés, los restaurantes, los cines, los parques. Ciento setenta centímetros cuadrados de sábanas y piel. Otoño, Invierno, Primavera y un Verano moribundo.
Una sonrisa bajo unos ojos líquidos.
Recuerdo aquel día.
Hacía calor y tú bebías un granizado de limón. Yo te miraba y tú mirabas a algún punto indeterminado entre mi espalda y el infinito. Yo te hablaba y tú sorbías el hielo de neón que subía por la pajita hasta tu boca entreabierta y silenciosa. Yo deseaba que el tiempo se detuviera y tú mirabas el reloj (luego al infinito y otra vez al reloj). Los vasos, el cenicero, el servilletero, el mundo entero parecía derrumbarse por el movimiento nervioso, espasmódico de tu pierna bajo la mesa.
Una sonrisa bajo el pelo anárquico.
Recuerdo aquel día.
Porque cuando por fin me miraste, fue para dejarme ciego. Porque cuando por fin hablaste, yo quedé mudo. Y el tiempo se detuvo. Y tú te fuiste. Tan lentamente que aún no te has ido.
En la fotografía sonríes.
Javier Yohn Planells (Inédito)
Recuerdo aquel día.
Llevabas los pendientes que te había regalado unos días antes. Un año después. Después de que todo empezara: las conversaciones absurdas (sólo un poco más, más tiempo), los roces accidentales (los dos queríamos pero ninguno se atrevía), las miradas cómplices (tus ojos y mis ojos y, alrededor, nada). Luego, los cafés, los restaurantes, los cines, los parques. Ciento setenta centímetros cuadrados de sábanas y piel. Otoño, Invierno, Primavera y un Verano moribundo.
Una sonrisa bajo unos ojos líquidos.
Recuerdo aquel día.
Hacía calor y tú bebías un granizado de limón. Yo te miraba y tú mirabas a algún punto indeterminado entre mi espalda y el infinito. Yo te hablaba y tú sorbías el hielo de neón que subía por la pajita hasta tu boca entreabierta y silenciosa. Yo deseaba que el tiempo se detuviera y tú mirabas el reloj (luego al infinito y otra vez al reloj). Los vasos, el cenicero, el servilletero, el mundo entero parecía derrumbarse por el movimiento nervioso, espasmódico de tu pierna bajo la mesa.
Una sonrisa bajo el pelo anárquico.
Recuerdo aquel día.
Porque cuando por fin me miraste, fue para dejarme ciego. Porque cuando por fin hablaste, yo quedé mudo. Y el tiempo se detuvo. Y tú te fuiste. Tan lentamente que aún no te has ido.
En la fotografía sonríes.
Javier Yohn Planells (Inédito)
miércoles, julio 21, 2010
Pequeño planeta cinematográfico, de Michel Ciment

Es el libro que llevé en mi último viaje. Dado su tamaño, y su número de páginas (656), y el poco tiempo que he tenido para leer, su lectura me ha abarcado una semana entera. De lunes a domingo. Debería ser una especie de biblia para cinéfilos, ya que contiene 50 entrevistas a otros tantos directores de cine del mundo, provenientes de 30 países distintos. Y no estamos hablando de cineastas cualquiera, no se entrevista a quienes hoy día hacen morralla (sobre todo en lo que se refiere a los norteamericanos y sus superproducciones), sino a los autores cuyas películas han deslumbrado al mundo en los últimos 40 años.
Este volumen me ha hecho recuperar un tiempo lejano, el tiempo en que, en los cines, podía ver extrañas películas independientes, obras maestras en versión original, filmes raros que apenas encontraban distribución y que se exhibían en los festivales y que nunca (al menos la mayoría) fueron taquillazos.
Pequeño planeta cinematográfico me ha hecho recordar las obras de los maestros que ya murieron (Robert Bresson, Federico Fellini, Andrei Tarkovski, Yilmaz Güney, John Cassavetes, Krzysztof Kieslowski), y a aquellos cuyas películas sigo viendo a medida que las estrenan en España (Bernardo Bertolucci, Emir Kusturica, Lars von Trier, Werner Herzog, Martin Scorsese, John Boorman, David Cronenberg, Terrence Malick, Jane Campion, George Miller), y a los cineastas de los que sólo he visto unas pocas obras pero debería ver ya su filmografía completa (Jean-Luc Godard, Manoel de Oliveira, Theo Angelopoulos, Aki Kaurismäki, Mike Leigh, Peter Greenaway, Denys Arcand, Atom Egoyan, Arturo Ripstein, Rolf de Heer, Karel Reisz, Wong Kar-wai, Zhang Yimou, Abbas Kiarostami, Nagisa Oshima, Shoei Imamura, Takeshi Kitano), y a autores cuyo nombre no conocía (Joao César Monteiro, Dusan Makavejev, Lucian Pintilie, Roy Anderson, Lino Brocka, King Hu, Hou Hsiao-hsien, Edward Yang, Jia Zhang Ke, Nuri Bilge Ceylan) y a otros de los que siempre he oído hablar pero no recuerdo haber visto ninguna cinta suya o tengo recuerdos vagos de hace años (Maurice Pialat, Miklós Jancsó, Jerzy Skolimowski, Glauber Rocha, Im Kwon-taek, Tsai Ming-liang, Satyajit Ray). He apuntado varias películas de cada uno de estos autores: pretendo ver aquellas que no he visto y recuperar otras que hace tiempo que no reviso. Esto es el cine con mayúsculas: nada que ver con peña como Michael Bay o Ronald Emmerich, entre otros churreros. Sólo lamento un par de cosas: que Ciment haya tenido que prescindir de tantos otros autores que no le han cabido en el libro (los cita al principio: Clint Eastwood, David Lynch, los Coen, Stanley Kubrick, Quentin Tarantino, Roman Polanski, Francis Ford Coppola…) y que apenas comparezcan directores de habla hispana.
[De este autor, Michel Ciment, por cierto, me gustaría comprarme su libro sobre Stanley Kubrick… pero vale 50 pavos]
[Traducción de Taller de Publicaciones. Revisión de Francisco López Martín]
Trailer de The Social Network

Y esta vez, por fin, se ven imágenes de la película. Sospecho que David Fincher ha hecho un peliculón con un tema tan extraño como la gestación de Facebook. Aquí.
Próximamente: Las peculiares memorias de Thomas Penman

Cabaret Voltaire prepara la traducción de esta "divertidísima novela semiautobiográfica" del actor, guionista y director Bruce Robinson (Whitnail & yo, Jennifer 8 y, en la actualidad, The Rum Diary). Estaremos atentos.
Loco, loco, kung fu

De niño me tragaba estas películas como churros. Eran muy malas, pero al menos siempre salía el Maestro Borracho, que amenizaba el cotarro. El argumento era idéntico en todas ellas: chaval inexperto recibe una paliza, chaval inexperto recurre a maestro, maestro convierte al chaval en un hombre experto, hombre experto y maestro borracho exterminan a los malos. Era habitual que las peleas del principio sucedieran en templos y tabernuchas y las del final se resolvieran en el campo.
martes, julio 20, 2010
Nota de regreso
He estado 8 días fuera de Madrid. Dejé el blog programado porque temía no poder conectarme a internet durante este tiempo y así ha sido. Ahora, de regreso a casa, compruebo que tengo más de 300 correos electrónicos en espera de lectura. A lo largo de la mañana procuraré contestar aquellos que requieran respuesta inmediata. Si alguien esperaba un correo mío y no lo ha recibido, esa es la única razón.
Durante este tiempo he visto delfines desde la cubierta de un barco, he tomado una cerveza en el puerto de Dubrovnik, he entrado en Venecia y navegado en lancha y en góndola, he caminado junto a las ruinas del Partenón de Atenas y he visitado los trulis de Alberobello, pintoresco pueblo italiano, entre otras cosas. Es posible que, de todo ello, salga algún día una novela.
Madrid
Es una ciudad que cada día me gusta más. Pese al incordio que supone vivir aquí en verano. En Casimiro Parker.
Ese eterno vacío
La compra ha sido sencilla:
dos cajas de té con canela,
pasta de dientes
unos cepillos interdentales,
espárragos,
cerveza sin alcohol
y vitaminas para el pelo.
Lo complicado es comprender
porqué comienzo así un poema
cuando lo único que quería decir
es que echo de menos
tu cuerpo en la cama.
Javier Das, Un año hablando solo (Inédito)
dos cajas de té con canela,
pasta de dientes
unos cepillos interdentales,
espárragos,
cerveza sin alcohol
y vitaminas para el pelo.
Lo complicado es comprender
porqué comienzo así un poema
cuando lo único que quería decir
es que echo de menos
tu cuerpo en la cama.
Javier Das, Un año hablando solo (Inédito)
lunes, julio 19, 2010
LVII
Sucede en muchas pandillas adolescentes que, cuando llegan a una edad madura, las parejas ya han cambiado varias veces. Es normal que varias chicas hayan estado con varios miembros del grupo. Un día, sentados juntos a cenar, se dan cuenta de estos cambios. Algunas relaciones que duraron años y que parecían irrompibles acabaron rotas y sus miembros encontraron su lugar mezclados con otros. Parece que ahora nadie se acuerda de aquellos años, pero todos piensan qué pasaría si volviese a suceder.
David Refoyo, 25 centímetros
David Refoyo, 25 centímetros
Suscribirse a:
Entradas (Atom)