lunes, octubre 31, 2011

Las aventuras de Tintín. El secreto del Unicornio


La maestría de Steven Spielberg como narrador visual y cineasta todoterreno es evidente, una vez más, en los primeros minutos de esta película rodada con la técnica del “motion capture” y la imagen en 3D: durante los créditos y el prólogo es capaz de resumir todo el universo de Hergé y las señas de identidad de los tebeos, desde el flujo de viñetas que caen en la pantalla hasta los recortes de periódico que dan noticia de los éxitos del reportero, pasando por los dibujos originales, algunas de las cubiertas que adapta la película y demás iconos que harán sonreír a los lectores habituales de Tintín, entre los que me cuento (en los últimos meses, ya lo dije, he releído todos los cómics).

Los guionistas y el propio Spielberg, con mucha habilidad, han construido un guión que abarca varios títulos: El secreto del Unicornio, El cangrejo de las pinzas de oro, El tesoro de Rackham el Rojo, entre otros. De ahí que, en el último tercio del filme, se tomen ciertas licencias: pasajes inventados, extensión del personaje de Sakharine, aparición de Bianca Castafiore donde menos la esperábamos… Y en esa última parte destaca una de las mejores persecuciones filmadas por Spielberg, un prodigio de movimientos de cámara, virtuosismo, ritmo trepidante y velocidad, y con la que el director se desquita de aquella lamentable persecución por la jungla de la última entrega de Indiana Jones (película, por cierto, que a mí me gusta: pero reconozco que la secuencia de marras daba vergüenza ajena); parece hecha a propósito para resarcirse y resarcirnos de su error.

Aunque falta el Profesor Tornasol, están Hernández y Fernández, la ya citada Castafiore y el hombre que acabará siendo el mayordomo del Capitán Haddock, quien tiene casi tanto protagonismo como Tintín, lo que indica que tal vez sea el personaje favorito de Spielberg. Con estos elementos, un reparto sólido (Jamie Bell, Daniel Craig, Andy Serkis, Simon Pegg y Nick Frost), la música de John Williams y un guión eficaz, Spielberg ha logrado una película redonda de aventuras y misterios, casi dos horas de diversión, para disfrutar como cuando éramos niños y vivíamos las matinales. Sólo habría que reprocharle algo… y es que la técnica del “motion capture”, que oculta a los actores aunque saca partido de sus rasgos (los ojos, las sonrisas, etc.), evita sin embargo que uno se emocione como, por ejemplo, nos ocurre cuando vemos a Harrison Ford salir vivo de un peligro o besar a la chica.   

¿Por qué leer?, de Charles Dantzig


Algunos leen por odio. Son los escritores envidiosos de sus colegas y los críticos envidiosos de todo el mundo.

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El autor quedará salvado si, de todas sus frases escritas, un lector retiene una, una sola, que contenga todas las demás en su memoria y lo ayude a mantener un interés, un afecto, una posibilidad de relectura.

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Ningún libro de ficción intenta lo general, observa lo particular; no busca ser exhaustivo, busca el agotamiento de un detalle.

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Leer nos abstrae de la vida, bastante me lo reprochan, pero puede hacer que la encontremos sorprendente. Se levanta la cabeza del libro y, con sorpresa, uno se encuentra en el presente.

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Una ciudad en la que hay tantas librerías y, por consiguiente, tantos lectores, no es una ciudad de la que deba uno marcharse enseguida.

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Lo que me molesta de la lectura en voz alta es la pérdida de matices y de sobreentendidos que pueden encontrarse en una palabra o en una frase.

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Para eso sirve la ficción, para rellenar los agujeros de la ignorancia con la imaginación.

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La literatura habla de la muerte, el periodismo habla de muertos. La literatura puede hablar de cosas que no agradan, el periodismo no quiere desagradar. De modo que no habla de la muerte sino de hombres muertos. Son muertos que agradan, puesto que permiten apiadarse de ellos sin emocionarnos; muertos lejanos, muertos de enfermedades que no padecemos; muertos que solo conciernen a nuestra caridad, a nuestra virtud, no a nuestro corazón.


[Traducción de Elena M. Cano e Íñigo Sánchez-Paños]

Próximamente: El sutra de la eternidad dorada. Budismo y catolicismo en Jack Kerouac


De José M. Prieto y Jack Kerouac. En Miraguano Ediciones.

Trailers de Mission: Impossible: Ghost Protocol


Se pueden ver varios trailers en este link.

Día libre

Nos levantaremos
mientras la ciudad siga dormida.
Cogeremos prestado el coche de tu hermano.
Bajaremos las ventanillas para que entre el aire.

Si no sale el sol
no te lamentes
dibujaré uno sobre el polvo del retrovisor.


Pablo Casares, Quiénes fuimos

domingo, octubre 30, 2011

Centuria. Cien breves novelas-río, de Giorgio Manganelli



Anagrama reeditará en breve, en su colección de tapas rojas, este libro de culto de Manganelli, y he recordado que lo tenía en algún rincón de mi biblioteca y lo he leído en un par de sentadas: cien relatos muy breves, todos ellos dotados de una imaginación sorprendente. Algunos son absolutamente geniales. Abajo copio uno de ellos:

DIECIOCHO

Aquel señor que ha comprado un impermeable usado, un sombrero flexible, que fuma nerviosamente, y pasea de un lado a otro de una miserable habitación de hotel que ha tenido que pagar de antemano, decidió, hace diez años, que cuando fuera mayor sería un asesino a sueldo. Ahora ya es mayor, y ningún hecho nuevo, ni amores, ni sanos desayunos por la mañana, ni himnos eclesiásticos, han modificado en absoluto su decisión, que no era un capricho infantil, sino una opción sabia y consciente. Ahora bien, un asesino a sueldo necesita pocas cosas, pero se trata de cosas peculiares. Precisa tener un arma a un tiempo prestigiosa y disimulada, una puntería perfecta, un cliente, y una persona a la que matar; el cliente, a su vez, precisa tener odio e interés, y mucho dinero. Lo difícil es hacerse con todas estas condiciones al mismo tiempo. Puesto que su temperamento oscila entre el fatalismo y la superstición, está persuadido de que un auténtico asesino a sueldo no podrá dejar de encontrarse en la situación prevista, pero que, siendo ésta una situación compleja y altamente improbable, únicamente puede suceder no sólo si el asesino a sueldo es competente, o el arma no es exacta, o existe en alguna parte un gran odio o un interés terrible, o hay dinero para matar, sino si algo en los cielos, en las estrellas, tal vez en el propio Dios, en el caso de que exista, interviene y reúne esos acontecimientos dispersos y con frecuencia tan lejanos que no pueden encontrarse.
Él quiere ser digno de una elección a la que no vacila en atribuir un carácter fatal. Así, pues, después de haberse elegido un vestido como un hábito, ha decidido convertirse en un tirador perfecto. Es un novicio, pero tiene la vocación del asceta. Se ha dado cuenta inmediatamente de un error en el que incurren todos los aspirantes a asesino a sueldo; se entrenan con blancos ficticios. El blanco ficticio no pone a prueba el ascetismo del asesino a sueldo. Este principio, en sí mismo irrefutable, ha inducido al asesino a sueldo a unas cuantas conclusiones: ha establecido que debe aprender la puntería perfecta en condiciones perfectamente ascéticas. No debe herir, debe matar. No animales, que quieren ser muertos. ¿Hombres? Pero matar a un hombre si no es por dinero es fatuo exhibicionismo. Le queda una única solución, que sí es realmente ascética. Debe ejercitar la puntería contra sí mismo. Ahora ha colocado el arma en un rincón de la habitación elevada, y ha atado el gatillo a una cuerda. El asesino a sueldo medita. Ahora se apuntará a sí mismo. ¿Y después? Si falla el tiro, se salvará, pero quedará descalificado como asesino a sueldo; si da en el blanco, alguien morirá: el asesino a sueldo. Titubea durante mucho rato: pero sabemos que al final prevalecerá su conciencia profesional.


[Traducción de Joaquín Jordá]


Trailer de The Iron Lady


Meryl Streep interpreta a Margaret Thatcher: aquí.

Walter Vidarte (1931 - 2011)

Cartel de The Vow


Con Rachel McAdams y Channing Tatum.

sábado, octubre 29, 2011

Quiénes fuimos, de Pablo Casares



LOS PIONEROS

A lo lejos unas grandes nubes
venían cargadas de lluvia
y los campos caían vencidos
ante un resplandor malva.
Los graznidos de los cuervos
cedían al silbido del viento.

Pensaste en los habitantes
de estas tierras;
de cómo entre la naturaleza
y las extensas estepas
aprendieron a hablar,
o si se sintieron,
como nosotros,
dichosamente perdidos.

**

LA CONTIENDA

Lo mucho que me costó aprender
que amar se ama de golpe.

Sin concesiones.
Sin esperar nada a cambio.
Sin intermediarios.

En una lucha cuerpo a cuerpo.

Trailer de Dr. Seuss' The Lorax


Dos carteles de New Year's Eve


viernes, octubre 28, 2011

Tintín y el secreto de la literatura, de Tom McCarthy


Tom McCarthy es autor de una de las novelas más potentes que he leído en los últimos años: Residuos. También escribió este ensayo breve sobre Tintín, que supone un goce absoluto para los lectores de Hergé, entre los que me cuento: no sólo describe con detalle numerosas viñetas y situaciones de los cómics de Tintín, sino que además decodifica los códigos, analiza los subtextos y nos muestra reinterpretaciones utilizando la filosofía, el cine o los postulados de diversos ensayistas.

Hoy, que se estrena la película de Spielberg (y además acabo de releer la obra completa de las aventuras de Tintín), es un buen momento para recordar la gestación. Yo recuerdo haber leído una noticia sobre esta adaptación en un número de Fotogramas del año 83 u 84. También McCarthy comenta el tema:

Cuando mandé este libro a la imprenta, estaba en ciernes un proyecto importante, una película de Steven Spielberg. Hergé conoció a Spielberg poco antes de su muerte y ambos comentaron esta posibilidad, pero las exigencias de Spielberg en materia de derechos de autor fueron tan excesivas que se desechó la idea y el director se retiró e hizo En busca del arca perdida, cuajada de escenas de tumbas exploradas y fetiches malditos y mortales. Sin embargo, parece que el proyecto vuelve a tomar cuerpo tras varias rondas de negociaciones póstumas. Será interesante ver qué orientación amorosa imprime Spielberg a su Tintín.

McCarthy, por cierto, toca el tema de las versiones apócrifas de Tintín, algo que está muy de moda en estos tiempos por el asunto Kodama-Mallo-Borges. Veamos lo que dice, partiendo de Debord:

No obstante, surgieron versiones ilegítimas de esta aventura, además de otras aventuras apócrifas. Unas pretendían ser como los libros de Tintín, otras incurrían en la práctica del détournement. Popularizado por el líder situacionista Guy Debord (teórico de la “Sociedad del espectáculo”, a quien ya hemos visto antes), el détournement consiste en apropiarse de un signo, imagen, texto u obra y reorientarlo hacia los propios fines de uno. En realidad, el mismo medio de expresión de Debord, la revista Situationist International, publicó en 1973 una versión détourné de la portada de El cangrejo de las pinzas de oro, sustituyendo la palabra “cangrejo” por la de “capital”. La obra de Hergé ha sido détourné tantas veces que una investigación a fondo del tema ocuparía un libro entero.

Y, más adelante:

Toda la literatura es pirateada. La buena literatura es constantemente expropiada, reapropiada y rehecha, tanto por los escritores como por los lectores. Todo acto de lectura es una reelaboración particular de una obra: todo el mundo tiene su propia experiencia de un libro y no hay dos iguales.

Tom McCarthy es un gran escritor. Aquí demuestra ser un ensayista de gran talento. Ojalá pronto podamos leer más obras suyas.


[Traducción de Mercedes Fernández Cuesta y Mario Grande]

Hoy, en Sevilla

Bueno, ¿qué te parece?...

Bueno, ¿qué te parece?, quiso saber uno de mis familiares cuando ya habíamos pasado bajo algún puente, encima del cual pululaba El Friki con su familia.
Me encanta, parece irreal.
Me parecía irreal navegar por las calles de una ciudad. Porque no basta con saberlo, no es suficiente que te lo cuenten o que lo leas, hay que vivirlo, hay que gozarlo, hay que experimentarlo. Navegar por las calles de una ciudad inundada, una ciudad construida sobre islas a la que el mar reclama poco a poco, con ansias de tragársela para siempre, aunque sea despacio y a costa de los siglos, es sobrenatural.
Venecia se hunde. Es una frase que suelen proferir los gondoleros o eso me han contado. Se hunde sin remedio.
Me atraían los bajos de las casas: marchitos, decrépitos, derruidos, deteriorados por la sal y la humedad, en pleno proceso de ruina y decadencia, con la zona inferior de las puertas hecha pedazos, con la madera desgastada, con los escalones de los portales de acceso a las viviendas colonizados por el verdín, con las esquinas nutridas de desperdicios flotantes y de restos extraños.
Los canales no olían mal, no apestaban a putrefacción tal y como me habían dicho. Las ciudades conviene descubrirlas por uno mismo, olvidarse de los tópicos, de los lugares comunes y de las habladurías. Cada cual posee su versión. La mía es ésta, y creo que no es mala.
Navegar en góndola por los canales de Venecia, despacio y admirando las fachadas, contiene algo de onírico.
Como navegar por un sueño. Un sueño denso en el que las construcciones de los contornos parecen livianas.

José Angel Barrueco, Asco

Trailer de Albert Nobbs


Con Glenn Close, Mia Wasikowska, Aaron Johnson, Brendan Gleeson, Janet McTeer, Jonathan Rhys Meyers, Pauline Collins y Brenda Fricker: aquí.

Segundo cartel de My Week With Marilyn

jueves, octubre 27, 2011

Contagio


Siguiendo la senda trazada en Traffic (un mosaico de historias con personajes que se cruzan), la nueva película de Steven Soderbergh, sin efectos especiales ni escenas de catástrofes, examina las consecuencias de un contagio mundial: el origen que los responsables de la OMS analizan mediante las grabaciones de las cámaras (como si fueran detectives tras una pista crucial), los secretos sobre la enfermedad (que se propagan a la misma velocidad que el propio virus), el pánico que se desata y el caos posterior (asaltos a supermercados y patrullas de bandidos sin ley ni escrúpulos), el contagio de los rumores (que propaga en su bitácora un blogger y periodista freelance al que encarna Jude Law y que se extiende a las redes sociales y a la televisión), las familias machadas por la enfermedad (padres e hijos que se van perdiendo por el camino), las personas que son inmunes (algo que me recuerda al Ensayo sobre la ceguera), la ocultación de la verdad ante las cámaras (de parte de políticos, medios y expertos en sanidad)…

A ello contribuyen un reparto coral y sólido, un montaje que alterna varias situaciones y tramas paralelas y la estupenda música de Cliff Martinez, con homenaje deliberado a 1997: Rescate en Nueva York de John Carpenter. Y un apunte: la película comienza el día 2 de la propagación del virus… y sólo en la última secuencia el director nos muestra el día 1, es decir, el origen de la enfermedad, en un breve flashback, lo cual, a mi juicio, supone un broche magistral a la película. 

Esta noche, en Madrid

Cartel de Return to Zero

Diario londinense, de James Boswell


Antes de alcanzar la celebridad con Vida de Samuel Johnson, James Boswell permaneció un tiempo en Londres (durante 1762  y 1763) con el objetivo de encontrar plaza en el ejército. No lo logró. Pero en aquella ciudad conoció a Samuel Johnson, cuya obra ya admiraba. En esos dos años mantuvo un diario que, a menudo, escribía con retraso. En algunas partes, sin duda, predomina la monotonía: Boswell nos cuenta con quién desayuna, almuerza y cena cada día, y a veces en su día a día no ocurre nada. O al menos nada que nos fascine. En otras partes saca a relucir su lujuria, algo que le granjeó polémica porque no se cortaba un pelo a la hora de relatar sus coyundas con amantes y prostitutas. Un ejemplo:

Mientras volvía a casa por la noche, sentí que las inclinaciones carnales hacían estragos por todo mi cuerpo. Resolví gratificarlas. Me dirigí al Saint Jame’s Park y, como si John Brute, cogí una puta. Por primera vez, me enzarcé con condón, lo que no me dio más que una apagada satisfacción. Quien se sometió a mis abrazos lujuriosos fue una joven muchacha de Shropshire, de sólo diecisiete años, muy guapa, de nombre Elizabeth Parker. ¡Pobrecita, lo pasó mal!

Pero lo mejor comienza cuando conoce a Johnson y empieza a visitarlo, y éste da muestras de su sabiduría, de pequeñas perlas que podrían haberse dicho en la actualidad, como ésta:

En la sociedad civilizada, la bondad interior no le será tan útil como el dinero. Señor, puede usted hacer el experimento. Vaya a la calle y déle un sermón moral a un hombre y un chelín a otro, y fíjese en cual le respeta más.


[Traducción de José Manuel de Prada]

Cartel de ParaNorman

Acaso

Acaso
en este desapego
con el que asisto cada tarde
a la defunción
del día,
…………no haya
en el fondo
sino la desconfianza, el recelo
de quien le pasó la mano
–muchas veces–
por el lomo
a la vida,

y probó
sus colmillos.


Karmelo C. Iribarren, Otra ciudad, otra vida

Trailer de Into the Abyss


Así se titula el nuevo documental de Werner Herzog: aquí.

Nuevo cartel de We Need to Talk About Kevin

miércoles, octubre 26, 2011

Dios nunca reza, de Patxi Irurzun



LUNES 23 DE JUNIO
Llevo tres días de resaca. El viernes por la noche estuve presentando en Logroño un libro que se llama, precisamente, así: Resaca / Hank Over. Un homenaje a Charles Bukowski. Es una selección de treinta y siete autores y yo soy uno de los dos antólogos. Me he pegado dos meses de ciudad en ciudad con el libro: Madrid, Zaragoza, Bilbao... Y cada presentación viene acompañada de una borrachera monumental, como si tratáramos de hacer honor al homenajeado. 
En Logroño bebí más de lo habitual (y mi cuerpo de casi treinta y nueve años ya no aguanta como antes). Pero creo que será la última presentación y quería despedirme a lo grande de esta especie de sueño: el libro lo ha sacado una editorial grande, hemos tenido reseñas en periódicos importantes. También llevamos varios meses administrando un blog, con miles de visitas, entradas cada día... Ha sido como jugar, por una vez, en primera división, como colarnos en una fiesta, aunque ha resultado agotador, y ruinoso. En Logroño al menos nos pagaron la gasolina, un hotel de tres estrellas  y una cena con entrecot y gin tonic incluidos, pero lo habitual suele ser correr uno mismo con los gastos, alojarse en hostales de mala muerte, comer en restaurantes turcos, vender media docena de libros (normalmente a otros escritores que a su vez te venden sus libros) y gastarse lo que costarían otra media docena en tabaco, cerveza...
Y después volver a casa con esa sensación extraña y frustrante: “¿Pero a alguien le interesa lo que yo escribo?”.
Dentro de unos meses, además, aún será peor, habrá que volver a publicar con editoriales pequeñas, ser ignorado por los suplementos culturales, presentar el libro ante ocho o nueve personas (contando a tu madre, a tu mujer y a un par de amigos)...
Ante ese panorama ¿qué puede hacer uno sino emborracharse como una rata? 

**

MARTES 24 DE JUNIO
[…]
Al final, cuando me siento a escribir son las diez y media o las once y ya estoy cansado, tengo sueño yo también... No disponer de tiempo para escribir es una de las cosas que más me frustran de mi vida familiar. Es como si tuviera dos vidas, una real en la que los acontecimientos me van superando, venciendo, borrando, y otra, cuando escribo, en la que resisto, me mantengo firme, me reconozco a mí mismo. A veces esas dos vidas se conectan por túneles subterráneos, como el amor que siento por mi hijo y mi mujer, que se filtra como oxígeno hasta mis libros y artículos; otras veces esos túneles se han cegado, se han llenado de porquería, como cuando tengo que escribir para el banco.

Esta tarde, en Madrid

Otro cartel de Mission: Impossible: Ghost Protocol

El manantial de la doncella

De eso tratan los cuentos:
de la noche que acaba con el canto del gallo,
de atravesar el bosque como quien atraviesa
el fuego, el agua, el río, el día de la piedra
de un duro Dios ausente.
De un canon de venganza,
de una náusea en las horas más altas de la luz
y de las confluencias del animal salvaje
con la inocencia púber de las vírgenes.
De eso tratan los cuentos:
de atravesar un bosque peligroso
en una ceremonia de nieve y manantiales,
de un rito de serpientes que oficia en el paisaje
la luz de la doncella con su herida callada.
Del espectro del odio y el día de la venganza
con ramas de abedul y purificaciones
en la vigencia ardiente de la tarde
o en la hora combustible de la ira.
Como cruzar un puente,
fugaz en la gabela de los sueños,
con un halcón, con una fuente amarga
y un caballo de sombra en la memoria.
¿Qué llama o sangre viva,
qué rosa o luz de almendro se queda con nosotros
y renace en el agua transparente del sueño?
¿Qué viento desolado agita los laureles
y apuñala el costado sin vuelo de los pájaros,
la garganta del perro, el canto de los gallos?
Al fondo canta un mirlo.


Santos Domínguez, extraído del blog Best Poems

The Girl with the Dragon Tattoo: nuevo cartel

martes, octubre 25, 2011

Caribou Island, de David Vann



Uno de los descubrimientos más gratos del año pasado fue la novela corta Sukkwan Island (ya recomendada en este blog), de David Vann, que Alfabia puso al alcance del lector español. Allí encontramos a un autor marcado por el suicidio de su padre. Y, por lo que se ve, esa huella perdura en otras narraciones (Sukkwan… formaba parte del libro Legend of a Suicide), y así sucede también en Caribou Island. Aunque el tema central aquí no son las relaciones entre padres e hijos (digamos que es un tema secundario), sino el conflicto entre parejas: parejas en las que los hombres se han cansado de las mujeres, o son infieles aun antes de casarse. Parejas a la deriva. Como la que forman Gary e Irene, cuya hija Rhoda tiene un novio que acaba de echarse un amante.

Cuando los hombres empiezan a fallar (a ser infieles, a no mirar a su pareja, a cansarse), las mujeres lo descubren rápido. Detectan la catástrofe, y ese preludio a la catástrofe lo cataliza David Vann mediante la tensión. Esa tensión domina todo el libro, desde el momento en que a Gary se le antoja vivir un tiempo en una cabaña que pretende construir en una isla, plan que su mujer detesta.

Una buena novela, de descripciones precisas, aunque prefiero Sukkwan…, tal vez porque en el fondo era más truculenta y apostaba más por la aventura. Un extracto:

Rhoda se dio cuenta de lo sola que podría sentirse una vez casada. Era una sensación nueva, no sabría cómo describirla ni concretarla siquiera. Algo así como un fleco, y no le gustó. Se imaginó largos períodos de tiempo en los que apenas se hablarían, cada cual a su aire por la casa. Y le dio por pensar si no era ahí donde entraban en juego los niños. Tener un hijo los pondría en su sitio, crearía un nuevo foco de atención, un lugar donde coincidir ellos dos. Tal vez era el proceso normal. Una primera fase de centrarse en la pareja hasta que uno tomaba la decisión de casarse, y luego, juntos, centrarse en otra cosa. ¿Y qué pasaba después, cuando los hijos crecían y se marchaban? ¿En qué se centraba uno a partir de ahí? Carecer de un foco de atención era tremendo; la vida debía ser algo más. Daba miedo pensarlo. Nadie quería tener una vida sin objetivos.


[Traducción de Luis Murillo Fort]

Yo también puedo escribir una jodida historia de amor. 2ª edición aumentada


De Carlos Salem. Ediciones Escalera.

El hombre solo

Cruzo la ciudad de madrugada,
bajo las luces amarillas,
como si cruzase por un plató vacío.

Y mañana
a rodar otra vez
la misma puta película
de siempre
–le digo
a una estatua ecuestre
al pasar.

Luego me subo las solapas de la chupa.
Empieza el frío.
Otro septiembre que se va.


Karmelo C. Iribarren, Otra ciudad, otra vida

Cartel de L'ordre et la morale

Miguel Ángel Martín: Calendario Apocaliptico 2012


Cartel de Snow on Tha Bluff

lunes, octubre 24, 2011

Otra ciudad, otra vida, de Karmelo C. Iribarren



HACIA EL INTERNADO

Las estaciones,
esos lugares de paso,
tan poéticos, sí,
tan cinematográficos…

…………………....………..Salvo
cuando el tren que parte es el tuyo,
y ves –desde el último vagón–
la figura de tu madre en el andén,
enviándote besos por el aire
y haciéndose cada vez
más pequeña bajo la lluvia;

como te haces más pequeño tú,
que miras tu mano y te falta la suya,
y solo tienes cinco años,
y ni siquiera sabes
quién te espera allí.


**


LA VIDA SIGUE

La vida sigue –dicen–,
pero no siempre es verdad.
A veces la vida no sigue.
A veces solo pasan los días.

Próximamente: Submarino


De Joe Dunthorne. En Suma de Letras. En breve llegará a las librerías esta novela, célebre porque acaban de rodar una película inspirada en ella. Promete, y aquí están las primeras páginas.

Sobre Europa Central

Estupefacto es como también me he quedado yo tras la lectura de Europa Central, de William T. Vollmann, que acaba de aparecer en francés. Febril, leo por fin el libro que me habría gustado escribir a mí, y me pregunto, tras la lectura del primer capítulo, que dura y dura, cuánto tiempo va a mantener ese estilo, ese tono, esa sordina increíble. En realidad, no dura más que ocho páginas, pero son ocho páginas mágicas por las que desfilan las frases como en un sueño del que no se entiende nada y se entiende todo. La voz de la Historia resuena quizá por primera vez con exactitud y me quedo impresionado por una revelación como esta: la Historia es una pitonisa que dice “nosotros”.

Laurent Binet, HHhH