El distrito de la moda empezó siendo el barrio de la depravación. En la década de 1800 sus calles estaban bordeadas de bares, burdeles, antros de opio y casas de juego, los hoteles alquilaban habitaciones por días, por horas o por períodos de quince minutos, los tiroteos eran comunes. Una de las principales calles del barrio, llamada Santee Alley, que ahora es famosa por sus bolsos y cinturones fusilados y sus compact discs piratas, debe su nombre a una prostituta que según se decía se había acostado con cincuenta hombres al día. Otras mujeres menos industriosas se llevaban a la cama de veinte a treinta hombres al día. El opio, y más tarde la cocaína, se vendían y consumían abiertamente, el alcohol corría como el agua (y tratándose de Los Ángeles, a veces había más alcohol que agua), las calles estaban llenas de ladrones y rateros. Se cree, aunque no está confirmado, que en este barrio se puso en escena el primer show del burro y la mujer, y se cree, aunque no está confirmado, que en este barrio se abrió la primera mazmorra de sadomasoquismo y bondage de Estados Unidos. No importaba lo repugnante, pervertido, ridículo o satánico que fuera, si podía hacerse se hacía en alguna parte del barrio.
James Frey, Una mañana radiante
James Frey, Una mañana radiante