He elegido todo con mucho cuidado: una pequeña isla lejos del turismo, una casa apartada, sobre un acantilado, una vista azul marítimo. No tengo muchas posesiones materiales, no veo demasiada gente. El sol ha inundado mi cuerpo y ha oscurecido mi piel. Dedico la mayor parte de mi tiempo a escribir, a leer, a reflexionar.
A veces alojo en mi casa a gente que ha venido hasta aquí escapando (o buscando, casi nunca pregunto). Esto me permite no preocuparme demasiado por el dinero. Además, aquí apenas gasto nada.
De vez en cuando bajo al pueblo más cercano, saludo a los dueños del supermercado, compro comida, voy a una pequeña librería, escojo algún libro que me recomienda el librero y vuelvo, sin perder tiempo, a casa.
A veces alojo en mi casa a gente que ha venido hasta aquí escapando (o buscando, casi nunca pregunto). Esto me permite no preocuparme demasiado por el dinero. Además, aquí apenas gasto nada.
De vez en cuando bajo al pueblo más cercano, saludo a los dueños del supermercado, compro comida, voy a una pequeña librería, escojo algún libro que me recomienda el librero y vuelvo, sin perder tiempo, a casa.