El título original podría traducirse como Perro de chabola millonario. La película arranca cuando a un muchacho pobre de la India lo detiene la policía. Es sospechoso de hacer trampas en el juego "¿Quiere ser millonario?": nadie se cree que pueda saberse todas las respuestas e ir amasando una fortuna. Mientras lo interrogan, el chico, Jamal, rememora su pasado y las razones por las que supo la respuesta a cada pregunta.
Lo interesante del filme (y supongo que también del libro de Vikas Swarup en que se inspira) es que, tras cada una de esas respuestas, se oculta una historia que marcó a Jamal. Algo que me recuerda a La maleta de Sergei Dovlátov, donde cada objeto de su equipaje arrastraba una anécdota esencial. Jamal conoce las respuestas no porque sea culto, sino porque las ha vivido. Y, así, va desvelando a la poli una biografía en la que hay miseria, persecuciones, supervivencia y amor.
No me fiaba de Danny Boyle y esta vez ha acertado. No vi sus dos anteriores películas, ni sus telefilmes, ni siquiera La playa. Pero este es el tipo que hizo Trainspotting, Una historia diferente y 28 días después. Y se nota. Se nota su ritmo alocado (me gusta cómo filma las carreras y las persecuciones), se nota su gusto por lo sórdido, sus rasgos de humor, su apuesta por los perdedores. Y, aunque el final sea complaciente y con un guiño a Bollywood (pero es lo que desea el espectador, tras tanta miseria y tanto padecimiento de los personajes), se trata de Danny Boyle filmando la India: chabolas, mierda, niños tullidos que piden limosna, gángsters, ladrones... Por cierto, esta vez codirige la película con Loveleen Tandan. Ya han ganado un montón de premios.