Juan Cruz recomendaba en su blog los cinco ensayos recogidos en este breve libro, precedidos por un prefacio del propio Albert Camus. Lo que ocurre con Camus es que nunca decepciona. Da igual lo que uno lea: La peste, Calígula, El extranjero... Es un escritor impecable y me pregunto por qué no lo leo más a menudo. En estos ensayos aparece casi siempre el recurso de la memoria. Sentado en un café moro, regresa al pasado, a los paraísos perdidos de la infancia. O cuenta la historia de una anciana, o narra la depresión que le acomete al llegar a Praga y encontrarse solo durante unos días y sin mucho que hacer. Un fragmento:
Sí, todo es sencillo. Son los hombres los que complican las cosas. Que no nos vengan con historias. Que no nos digan del condenado a muerte: "Va a pagar la deuda que tiene con la sociedad", sino: "Le van a cortar el pescuezo". Parece una tontería. Pero hay una leve diferencia. Y, además, hay personas que prefieren mirar a su destino a los ojos.