miércoles, julio 16, 2008

En algún cielo, de Marcelo Luján


Conocí hace unos cuantos años a Marcelo Luján. Fue en mi tierra. Argentino emigrado a España, vive en Madrid. Lo conocí en un concurso. Él participaba con un cuento y yo era miembro del jurado. El año pasado publicó En algún cielo, que había recibido el Premio Ciudad de Alcalá de Henares (galardón que, por cierto, obtuvo Roberto Bolaño en el 92). En algún cielo reúne seis relatos ambientados en escenarios muy distintos: Santander, Buenos Aires, Londres, Madrid. En dos o tres de ellos la presencia del tren es imprescindible. El tren que cambia una vida, que lleva y trae a pasajeros que acaso jamás volvamos a ver. Y en todos ellos Marcelo demuestra su dominio de la narrativa y del lenguaje. Se arriesga con técnicas y registros poco comúnes, y se nota en él la influencia de otra de sus grandes pasiones al narrarnos las historias: el cine. En su blog, El concepto de ficción, pueden leerse algunas de sus piezas. Os dejo con un fragmento, de uno de los narradores del cuento Los aprendices:
Cara a cara con el tipo, la sangre me hervía. ‘Buenas noches’, dijo. ‘¡Qué buenas noches ni buenas noches, pedazo de hijo de puta! Yo sé que vos andás con mi mujer. Y quiero que te la lleves. Solamente quiero a los pibes’. Él me contestó que yo estaba equivocado, que entre él y Mónica no había nada. ‘Mirá, pedazo de basura: ella me dijo que andaba con vos’, grité. ‘No es que yo esté hablando por boca de ganso’. El tipo estaba muy nervioso, temblaba como una hoja. ‘Llevátela, yo no la quiero más’, dije con las manos en los bolsillos. Él seguía diciéndome que no tenía nada que ver. Entonces me volví loco: ‘¿qué tengo que hacer con vos, reverendo hijo de mil putas? Me cagaste la vida’, le gritaba mientras movía las manos dentro de los bolsillos de mi campera. ‘Decímelo vos, porque yo no sé’. Celso pensó que yo tenía un arma. Estaba blanco y repetía: ‘no, yo no tengo nada que ver, nada que ver’. ‘Vamos a hacer una cosa: ¿vos decís que no tenés nada que ver con mi mujer? Bueno, si yo te llego a ver con ella de ahora en más, te pego un tiro en la cabeza. Te lo juro, ¿ahora lo entendés?’, me acuerdo que le dije. ‘Porque te estoy diciendo que no la quiero más, que te la lleves y vos me decís que no tenés nada que ver. ¿Me viste cara de boludo o qué?’ Entonces di media vuelta y me fui para mi casa.