Ha sido una buena semana de cine. Hacía mucho tiempo que no coincidían en la cartelera tantas películas que me gustasen. Promesas del este, Tierra, La primera nevada, El sueño de Casandra, El asesinato de Jesse James..., Gone Baby Gone (titulada aquí de forma ridícula: Adiós pequeña adiós, y sin meterle ni una coma).
El otro día lo leí en un periódico: un crítico se sorprendía de la calidad de la película, que ha dirigido Ben Affleck, y decía algo así como "Ben Affleck sabe leer". Qué poca memoria tienen algunos... ¿Nadie recuerda que Affleck escribió junto con Matt Damon el guión de El indomable Will Hunting, y que se llevaron un Oscar por esa labor? A mí tampoco me caía muy bien el mayor de los Affleck, y sólo me gustan sus interpretaciones para Kevin Smith y poco más (Al límite de la verdad, Ases calientes), pero reconozco que ha construido un gran filme.
Gone Baby Gone, basada en la novela de Dennis Lehane, relata la búsqueda de una niña desaparecida, por parte de la policía y de una pareja de jóvenes detectives (uno de ellos lo interpreta con solvencia su hermano, Casey Affleck, en un papel contundente y muy alejado de su personaje de Robert Ford). Una historia dura, un thriller profundo, que plantea unos cuantos dilemas, que cuenta con el inmenso Ed Harris en su reparto, que nos obliga a reflexionar sobre las elecciones de cada uno de los personajes incluso unas horas después de haber salido del cine.