Me han llegado ya algunos rumores o noticias por confirmar: parece que Vetusta Morla, una banda madrileña que no me cansaré de recomendar (y que cuenta con unos cuantos seguidores en mi tierra), tocará por fin en Zamora. Me dicen que será en el Avalon, gracias a los esfuerzos de Álvaro, que suele animar el cotarro musical trayendo a algunas de las mejores bandas, y solistas, del panorama. Quizá quienes viven fuera de la provincia (como uno) crean que ya no existe gente que suda la gota gorda para traer grupos de música. Se me ocurren tres personas, a bote pronto: Álvaro, del Avalon; Boris, del Berlín; y mi primo y sus socios, del Señor Baco. Habrá más, pero siempre que hablo con quienes se dedican a la música incluyen esos nombres en sus conversaciones. Porque celebran jam sessions, dan oportunidades a la gente joven, apuestan por los grupos locales… Ya saben, ese tipo de cosas que no hacen en el Ayuntamiento porque sólo les interesa apostar por el folclore.
Se baraja, como posible fecha del directo de Vetusta Morla, el jueves, día once de octubre, víspera de fiesta. No sé si podré estar: para mí el único inconveniente de los conciertos del Avalon es que suelen caer en jueves, aunque de ese modo se animan las noches laborables. Por cierto, me consta que en Zamora las noches de jueves ya no son tan mustias y tristonas como en mis tiempos mozos: ahora la gente sale de farra, sobre todo los estudiantes que vienen de fuera y pasan la semana en la ciudad. Salir de farra no es ningún pecado; tampoco un delito, aunque algunas personas traten de vestirlo así. El último directo de Vetusta Morla que vimos fue en la Sala Galileo Galilei de Madrid. Hay una diferencia fundamental entre los grupos malos y los grupos de calidad. Un grupo malo puede sonar más o menos bien en el disco, merced a los equipos de sonido y a toda la gente que trabaja detrás; pero, cuando sale al escenario a demostrar lo que vale, se nota que aquello suena peor que una traca de eructos. Prefiero no dar nombres de celebridades. Un grupo bueno, de calidad, con talento, puede sonar bien en el disco, merced a lo apuntado antes; pero, cuando sale al escenario a demostrar lo que vale, suena mejor que en las grabaciones. Vetusta Morla es uno de esos grupos. Escuchas sus maquetas, o sus discos de apenas cinco o seis canciones (compramos uno en el último directo), y te gustan. Pero en directo doblan la apuesta. Mejoran, entusiasman, hacen vibrar al personal. Confieso que la primera vez que fui a verlos, en un local madrileño, no iba muy convencido. No recordaba haber oído temas suyos. Y nos dejaron de piedra. Una de sus virtudes es que entre todos los componentes tocan y dominan una amplia variedad de instrumentos.
He leído en el blog de la banda que su primer LP oficial ya está grabado, se titula “Un día en el mundo”, y algunas discográficas andan interesadas en editarlo y distribuirlo. En esa misma bitácora han incluido una iniciativa que, en principio, podría ser adecuada para la promoción: se trata de habilitar un programa para que los internautas voten por su ciudad, por la ciudad en la que les gustaría ver tocando a Vetusta Morla. Dicen que su primer LP será una especie de recopilación de los últimos años de la historia de la banda. Espero que, al menos, aparezca ese tema magistral (y prácticamente imposible de conseguir) con el que suelen cerrar los conciertos y que se titula “La cuadratura del círculo”. Estén atentos, en Zamora, a esa fecha, si es que es la definitiva. No se pierdan el espectáculo.