He recomendado los libros de mi amigo Tomás Sánchez Santiago unas cuantas veces. El sábado, en mi tierra, compré el periódico y me encontré con una sorpresa: Calle Feria, la novela de Tomás, en el Babelia. Por fin. Y, además, con una buena crítica. Supongo que ahora empezarán a venderse más ejemplares, pero no digan que no les avisé hace tiempo. La foto y el texto son de El País, el autor de la crítica es Ángel L. Prieto de Paula:
Hasta hoy, Tomás Sánchez Santiago (Zamora, 1957) pasaba por ser un poeta importante de su generación, con libros tan estimables como En familia y El que desordena. Otros títulos suyos han pagado con la inadvertencia pública su determinación de no amoldarse, entiéndase en un sentido amplio, a los estantes de género que la taxonomía literaria tiene convenientemente rotulados; valga de ejemplo Para qué sirven los charcos, cuyas reflexiones, a redropelo de la inercia, se sostienen en una estambre narrativa que anunciaba al poderoso novelista que ahora se nos descubre.
Calle Feria es un bastidor de múltiples relatos arrebatadores, trufados de realidad o puramente fantásticos, desopilantes o líricos, con final feliz o desgraciado (y algunos sin final), que intercambian personajes, avanzan o retroceden en el tiempo, se rizan en bucles narrativos, generan brotes de los que nacen nuevas fabulaciones. Todo lo cual se desmadraría si no estuviera acotado en un pequeño espacio tan realista y mesocrático como mitológico: la calle de una ciudad modorrienta, epicentro de una España de claudicaciones que respira aire de cripta, muy de posguerra todavía, apenas pasado el cabo del medio siglo.
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