viernes, abril 27, 2007

Porno, marihuana y espaldas mojadas, de Eric Schlosser


Eric Schlosser, autor de Fast Food Nation, ha escrito un interesante libro de investigación, subtitulado La economía sumergida en Estados Unidos. Se divide en tres partes:
-La locura del porro: sobre el cultivo, el tráfico y consumo de marihuana y la persecución legislativa que hace que cumpla más años de cárcel un fumador de porros que un violador. Schlosser se centra en el caso de Mark Young, un tipo al que le cayó una amplia condena por poner en contacto al vendedor y al comprador de una operación de maría. Young cumplió más años que ellos. Un caso curioso que se refleja en esta frase del autor: Tras la historia de Young subyace una sencilla pregunta: ¿cómo una sociedad llega a castigar con mayor severidad a un hombre por vender marihuana que por matar a alguien con una pistola? Nos cuenta también otros casos, como el de un hombre que fumaba marihuana como tratamiento para la pierna que le habían amputado, y a quien acusaron de posesión y tráfico, para luego quitarle todo lo que tenía, incluso su pensión.
-En los campos de fresas: sobre los inmigrantes ilegales mexicanos que cruzan la frontera para ser explotados en los campos de cultivo de California. Algo que interesa mucho a la sociedad norteamericana, como demuestra el autor: al pagarles una miseria, los precios de la fruta no suben y el ciudadano medio paga menos al ir a la compra.
-Un imperio de lo obsceno: sobre la pornografía, sus posibles conexiones con la mafia y las leyes al respecto. Se centra en la figura de Reuben Sturman, un hombre de negocios que dominó la producción y distribución de pornografía en todo el mundo, hasta que lo trizaron por evasión de impuestos.
El aspecto más interesante de estas investigaciones es que demuestra con datos y declaraciones lo que ya sabíamos: que Estados Unidos es un país lleno de paradojas, donde habita la hipocresía y donde el mismo tío que vota a los republicanos y en público se muestra en contra del erotismo luego es el jefazo de las más prolíficas empresas de venta de material pornográfico. Y demuestra cómo el país necesita esa economía sumergida, a pesar de leyes y de cruzadas.