Además, he descubierto que él y yo pensamos igual en esto del columnismo. Por eso, le tomo prestado medio textamento, el titulado Ombligos, con el que estoy totalmente de acuerdo:
Javier Ortiz recordaba en este periódico, tiempo atrás, el consejo de un antiguo subdirector: “Uno nunca debe escribir sobre sí mismo”. Sabio consejo para quien, como Ortiz, es periodista, pero cuando se busca transgredir la frontera del periodismo para hacer literatura a uno le asiste el legítimo derecho a convertir su yo en material literario. Alguno dirá que eso es ombliguismo (egocentrismo), pero es que, metro en mano, no media mucha distancia entre el ombligo y los dos motores que empujan al escritor a encarar el folio en blanco: el corazón y la mente. Frente al buen periodista que ofrece la noticia con objetividad está el escritor que hace de lo más subjetivo (su yo) la noticia. García Márquez forjó un excelente periodismo novelado en Noticia de un secuestro o en Relato de un naufragio. Nada que objetar, pues, a ciertas bodas entre periodismo y literatura.