jueves, octubre 05, 2006

Textamentos


David me recomendó que leyera a un colega suyo, Francisco Rodríguez Criado. Como me fío de sus gustos literarios, leí su nuevo libro y varios de sus artículos para la prensa. Me gustaron mucho: el autor posee destreza, ingenio y humor. Él los llama "textamentos" (mezcla de "textos" y de "testamentos"). Os recomiendo estas piezas breves, pero también su última obra, que acabo de leer de una sentada: Un elefante en Harrods, conjunto de 25 cuentos y miniaturas, todos ellos repletos de tintes humorísticos, anacrónicos y surrealistas. Un ejemplo: El relato El herniado trata de un hombre cuyo oficio consiste en llevar a hombros a los viajeros a sus lugares de trabajo, ejercicio por el cual le ha salido una hernia; es una de las historias más divertidas de este libro.

Además, he descubierto que él y yo pensamos igual en esto del columnismo. Por eso, le tomo prestado medio textamento, el titulado Ombligos, con el que estoy totalmente de acuerdo:

Javier Ortiz recordaba en este periódico, tiempo atrás, el consejo de un antiguo subdirector: “Uno nunca debe escribir sobre sí mismo”. Sabio consejo para quien, como Ortiz, es periodista, pero cuando se busca transgredir la frontera del periodismo para hacer literatura a uno le asiste el legítimo derecho a convertir su yo en material literario. Alguno dirá que eso es ombliguismo (egocentrismo), pero es que, metro en mano, no media mucha distancia entre el ombligo y los dos motores que empujan al escritor a encarar el folio en blanco: el corazón y la mente. Frente al buen periodista que ofrece la noticia con objetividad está el escritor que hace de lo más subjetivo (su yo) la noticia. García Márquez forjó un excelente periodismo novelado en Noticia de un secuestro o en Relato de un naufragio. Nada que objetar, pues, a ciertas bodas entre periodismo y literatura.