lunes, mayo 08, 2006

Viejas glorias del rock (La Opinión)

Se avecina una magnífica temporada de conciertos. De rock y pop, digo. Ahora todos los grupos y cantantes ingleses o norteamericanos preparan gira y pasarán por España, algunos de ellos sólo para ofrecer un único concierto. No sólo los nuevos, sino también y sobre todo las viejas glorias. Me atrevo a dar mi propia explicación para este fenómeno: hoy apenas se venden discos. Entre las descargas piratas de la red, los archivos compartidos de las redes de intercambio, los amigos que te graban el disco y el top manta, son pocos los artistas superventas. Para ganar dinero y adaptarse a los nuevos tiempos les quedan dos salidas: una, ofrecer sus productos en la red mediante la audición gratuita (el nuevo trabajo de Neil Young, por ejemplo, puede escucharse entero al entrar en su página web) o la descarga, previo pago; dos, ir de gira por el mundo, dado que no es lo mismo asistir a un directo que verlo en video y la mayoría de los conciertos logran notables recaudaciones. Otros, más innovadores, incluyen en sus nuevos discos diversas argucias, desde un dvd de sus videos musicales hasta otra clase de regalos que no pueden bajarse de la red.
Se aproxima una buena temporada y he ido cogiendo entradas de aquí y de allá, y ahora mismo estoy endeudado hasta las cejas. Me han prestado el dinero, claro. Ver a un grupo famoso, en directo, ya cuesta entre los treinta y los setenta u ochenta euros. The Rolling Stones se subieron a la parra con el precio, pero iré a verlos porque llevo años intentando asistir al espectáculo de Mick Jagger y Keith Richards tocando encima de un escenario; por cierto, Richards, cada vez más pasado de rosca, estaba de vacaciones en la Isla Fiji y trató de trepar por una palmera; se cayó al suelo y, de premio a su hazaña, tiene un coágulo en el cerebro. Nunca he sabido cómo Richards se mantiene aún en pie después de todas las sustancias que se ha metido y se mete. Hasta ahora, nadie como Johnny Depp ha imitado con más acierto sus andares etílicos y su rostro ausente, en su encarnación de Jack Sparrow, en “Piratas del Caribe”.
Las viejas glorias, pues, se apuntan a venir a España: a The Rolling Stones hay que añadir The Who, Eagles, Sting, Iron Maiden, e incluso Guns N’ Roses. Incluyo a estos últimos por ser un grupo legendario y con bastantes años de antigüedad. A los Guns los vi hace años en Madrid. El telonero era Brian May. El directo fue para quitarse el sombrero. Lo que no sé es si Axl Rose sigue siendo el mismo, aunque en algunas fotos se le intuye con unos cuantos kilos de más y los primeros síntomas de la madurez. Lleva años prometiendo un nuevo disco y, en la discográfica que lo produce, han dicho que sí, que no es una invención: el nuevo trabajo existe. Será una joya, o, de lo contrario, una pérdida de tiempo. De la banda se fueron algunos componentes, como el imprescindible Slash. En nuestro país sólo ofrecerán un concierto, a finales de mes, en Madrid. Y acaban de mudar la fecha: será el veinticinco de mayo. Les contaré, en su momento. Por su parte, Bob Dylan tocará gratis en San Sebastián. Ni siquiera me planteo ir: supone darse una paliza de viaje y, al llegar, es posible que uno se encuentre con que no hay sitio, ocupado todo por quienes lleven una semana haciendo cola. Ya conocemos el problema de lo gratuito: puede que al evento asistan hasta las marujas y los jubilados. Esta semana Keane, uno de los grupos que mejor suenan en la actualidad, actúa en Madrid. La oportunidad se me ha escapado. Cuando me enteré del concierto, las entradas estaban agotadas. Tampoco pienso perderme a Red Hot Chili Peppers y a Peral Jam, ambos con nuevo trabajo a la venta.