viernes, mayo 19, 2006

Tebeosfera (La Opinión)

Manuel Barrero es zamorano y vive en Sevilla. Es de la quinta del sesenta y siete y en esta ciudad, Sevilla, se sacó la licenciatura en Ciencias Biológicas y el doctorado en Ciencias de la Comunicación. Trabaja como funcionario y también como redactor, asesor editorial y editor en el departamento de cómics de Planeta DeAgostini. Esta última faceta, ligada a la escritura y a la coordinación de libros sobre el género de las viñetas, es la que aquí nos interesa. Sostengo dos verdades sobre mi tierra (nuestra tierra común, en este caso), que nadie podría discutirme: en nuestra provincia nacieron muchísimos talentos exportables y el mundo está lleno de zamoranos, más de lo que algunos puedan pensar. Manuel me escribió un correo electrónico por nuestra afinidad a los tebeos y a las historietas, aunque debo señalar que él es un experto y yo un mero aficionado. Luego, hechas las presentaciones, tuvo la amabilidad y el gesto de enviarme el nuevo libro que ha coordinado y para el que ha escrito la introducción y un capítulo y hecho una entrevista. Se titula “Tebeosfera”, y estoy inmerso en su lectura.
“Tebeosfera”, publicado por Astiberri, una de las mejores editoriales en torno al cómic, es un compendio de artículos y estudios sobre las historietas en España, Argentina y Estados Unidos. Recoge parte de los trabajos que han ido colgando en la web del coordinador, o sea, Tebeosfera.com, donde los lectores encontrarán noticias, reseñas, estudios, críticas, novedades. Como ya he leído la introducción y el artículo de Barrero, me gustaría comentarlos aquí. En el introito aclara que no todos los trabajos compilados en el libro pueden leerse en la página web: algunos de ellos fueron escritos expresamente para este volumen. Su aportación resulta muy interesante y se titula “Viñetas republicanas en la guerra civil española”. Es, según sus palabras, “un escueto informe sobre las publicaciones ilustradas y para la infancia halladas en el Archivo General de la Guerra Civil Española”, cuando el archivo estaba en Salamanca. Nos viene a decir que el tebeo español, sus técnicas y sus estilos, no avanzó en los años de la contienda. Los editores de uno u otro bando publicaron semanarios humorísticos, tebeos panfletarios y propagandísticos, burlas del enemigo.
Cada trabajo se acompaña de pequeñas reproducciones de páginas de algunos tebeos. En el que aquí comento hay varios ejemplos muy divertidos: un Popeye mejicano que ayuda a los republicanos de Euskadi, un ejército de sublevados compuesto por moros, alemanes e italianos, líderes republicanos con apariencia de aves rapaces. La muestra más regocijante es la que presenta a Franco como un guía para los turistas de guerra, a quienes muestra un escenario destrozado por las bombas de los aliados; cuando una pareja da dinero al dictador, a cambio de sus servicios de cicerone, éste concluye con las palabras: “Con esto compro más aviones, mato más niños, vienen más turistas… ¡Ah! ¿Y dicen que soy pequeñito?” Como vemos, no se cortaban. Dibujantes republicanos y nacionales dibujaban a sus enemigos bajo la sombra de los tópicos, y los segundos optaban por animalizar a los soldados de la República en sus caricaturas. Un trabajo, pues, sugestivo y revelador. Mis ansias lectoras me piden que llegue pronto a otros capítulos de sumo interés, a priori: la historieta de terror en España, los superhéroes norteamericanos, la vida según Mafalda, los tebeos en la dictadura militar argentina. Barrero, que ha escrito libros sobre Alan Moore o Barry Windsor-Smith, bien se merece un poco de atención por nuestra parte.