Más habría valido tratar de vivir en profundidad que atravesar los siglos en busca de un fracaso.
**
Cuanto más poder adquiere el hombre, más vulnerable se vuelve.
**
Un libro tiene que hurgar en las heridas, incluso provocarlas. Un libro ha de ser un peligro.
**
No escribimos porque tengamos algo que decir, sino porque tenemos ganas de decir algo.
**
Nuestras dolencias nos impiden escapar de nosotros mismos, convertirnos en otro, cambiar de piel, conservar la capacidad de metamorfosearnos. Después de cada paso adelante, nos hacen dar un paso atrás, de manera que no podemos progresar en nada salvo en el conocimiento de nuestra inútil identidad.
**
Mi misión consiste en matar el tiempo y la de este en matarme a mí. Entre asesinos nos llevamos de perlas.
**
Tener salud es un estado de no-sensación, incluso de no-realidad. En cuanto dejamos de sufrir, dejamos de existir.
**
El hecho de ser incomprendido o despreciado conlleva un placer innegable que conocen todos aquellos cuyas obras han carecido de eco. Este tipo de satisfacción, teñida de arrogancia, se va perdiendo poco a poco, pues, con el tiempo, todo se ve amenazado, incluida la idea desmesurada que uno se hace de sí mismo, y esto es factor determinante tanto de cualquier ambición como de cualquier obra, ya sea esta duradera o perecedera.
**
X. es el hombre cuyos defectos he estudiado durante años y años con el propósito de hacerme mejor… Él le concedía importancia a todo. Yo he comprendido que esa es la única cosa que no hay que hacer nunca. Su ejemplo, siempre presente en mi ánimo, ¡de cuántos entusiasmos no me habrá librado!
**
“Su libro es un fracaso”. “Sin duda, pero olvida usted que lo he querido así y que solo así podía ser un éxito”.
**
Un asco, un asco… hasta perder el uso de la palabra e incluso de la razón.
La mayor proeza de mi vida es la de seguir aún con vida.
**
Quien pretenda escribir para la posteridad es, sin duda, un mal autor. No hay que saber para quién se escribe.
[Tusquets Editores. Traducción de Amelia Gamoneda]