martes, enero 16, 2024

Arenas Blancas, de Geoff Dyer

 

Geoff Dyer me parece uno de los autores contemporáneos más interesantes y también más originales. Su Zona, texto inclasificable en torno al Stalker de Tarkovski, debería ser lectura obligatoria de todo cinéfilo. También son muy buenos los ensayos de Pero hermoso y Yoga para los que pasan del yoga; y la novela Amor en Venecia, muerte en Benarés no está nada mal.

En Arenas Blancas, que salió hace algunos años, nos habla de varios viajes (para ver la obra de Robert Smithson, para explorar la Ciudad Prohibida de Pekín y el Campo de Relámpagos de Nuevo México, para seguir las huellas de Gauguin o las de Theodore Adorno en USA...), y en casi todos le embarga un poso de decepción. Nunca ve lo que esperaba. Y, no obstante, esos trayectos le sirven para hacer literatura y llenar la página de citas y de sabias reflexiones sobre el espacio, la memoria y el tiempo. Un fragmento:

En el curso de una escala aérea en el aeropuerto de Los Ángeles, entre dos vuelos de larga distancia de Londres a la Polinesia Francesa, adonde viajaba para escribir sobre Gauguin y el atractivo de lo exótico en conmemoración del centenario de su muerte, perdí mi principal fuente de información y referencia: la biografía del pintor escrita por David Sweetman. El pánico en el que me sumió esta pérdida aciaga, irreparable e inexplicable, fue remitiendo gradualmente, dando paso a un ánimo de húmeda resignación que amenazaba con empañar todo el viaje. Privado de esta obra esencial —y en ocasiones la pérdida es una forma de robo, incluso cuando es pura culpa del perjudicado—, dediqué gran parte del tiempo libre que pasé en Tahití a tratar de sacar algo bueno de dicha pérdida, anotando cuanto recordaba de la vida y la obra de Gauguin a partir de mis lecturas de Sweetman y otros historiadores del arte.



[Random House. Traducción de Cruz Rodríguez Juiz]