martes, septiembre 14, 2021

Correspondencia, de Thomas Bernhard / Siegfried Unseld

 

 

Bernhard [carta]:
Ahora no tengo ya intención de viajar, ni siquiera por tiempo breve, y mi desprecio por las lecturas en público no podría ser mayor.

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Unseld [nota]:
Es y seguirá siendo un hombre extraño. Sin duda un genio, pero expuesto también a los peligros del genio. Desmesurado, falto de realismo y, en las cuestiones materiales, dispuesto a chantajear al prójimo. Por otra parte fue muy amable y caballeroso con mi mujer, y se sintió enormemente bien en el ambiente de la Klettenbergstraβe, donde estaban sobre la chimenea los dos jarrones chinos que había regalado a mi mujer.


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Bernhard [carta]:
Por lo que se refiere a “Corrección”, probablemente nadie comprende lo que es, la gente no se toma la menor molestia para comprender, no es esta una época para molestias, pero eso tiene que dejarme también indiferente, aunque nunca había recibido antes las galeradas en esas tandas que me vuelven loco y me atacan los nervios. Cuánto ha necesitado la editorial para enviarme todo el paquete de una vez, como ha hecho siempre hasta ahora. Adondequiera que se mire solo se encuentra incapacidad y la chapuza es la base sobre la que esa incapacidad se paga, además generosamente.

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Unseld [carta]:
También un editor es un ser humano. También él necesita su parte de aprecio. Si solo se le azota, como se azota a un perro, solo podrá hacer perrerías…


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Bernhard [carta]:
Los libros son hijos, los autores son padres. Si uno de los hijos de un padre literario es maltratado y además de la forma más grosera, el padre literario tiene que proteger a sus otros hijos de ese maltrato grosero, sencillamente retirándolos del mercado en que reinan los maltratadores groseros y groserísimos.



[Cómplices Editorial. Editada por Raimund Fellinger, Martin Huber y Julia Ketterer. Selección y traducción de Miguel Sáenz]