sábado, octubre 26, 2019

Invierno / El río, de Rick Bass


INVIERNO

Hace exactamente un año Errata Naturae publicaba Invierno, una especie de diario donde el escritor Rick Bass fue consignando los pormenores de su estancia en una zona de Montana, en un valle rodeado de bosques y montañas. Se fue con su novia, a finales de los años 80, buscando un lugar donde poder retirarse para que ella pintara y él escribiera. En aquel lugar los inviernos son terribles, con temperaturas bajo cero que hacen que la leche de una taza se congele si uno sale a dar un pequeño paseo con la bebida en la mano, con la amenaza de los hielos y de las nieves y de los animales salvajes. Pese a ello, Bass comienza a amar ese invierno tan áspero, tan cruel (¿puede ser cruel la naturaleza?). Escribe, sí, pero también tiene que dedicar gran parte de su tiempo a conseguir leña para preparar un fuego y calentarse ambos, y esto implica salir a buscarla, cortarla, acarrearla en el vehículo, emplearse a fondo físicamente para que nunca les falten reservas. La tarea le agota.

Su compañera, Elizabeth Hughes, hizo los dibujos que salen en el libro. Así el volumen, este diario que transmite serenidad al lector, queda completo: letras e ilustraciones que nos muestran un territorio inhóspito y salvaje, pero al mismo tiempo de una pureza tal que no sorprende que tantas personas se retiren a los bosques. Pero no nos engañemos: la aventura de Bass y Hughes incluye el frío, a menudo el miedo y la inseguridad, el temor a ser sorprendidos por un oso, las leyendas que cuentan los escasos lugareños sobre el Bigfoot, el temor a los aludes, la sensación de quedar incomunicados, la falta de recursos del mundo contemporáneo… Hacia el final, los padres del autor los visitan y Bass senior le dice a su hijo que le nota cambiado. Éste, al principio, no quiere reconocerlo, pero luego admite: Pero mi padre tenía razón. He cambiado. […] Mi corazón también ha cambiado. Tengo menos prisa.

Un fragmento:

Me estoy alejando de la raza humana. No quiero sonar grosero, pero me está gustando. Me asusta un poco darme cuenta de lo mucho que me gusta. Es como si bajaras la vista para mirarte las manos y vieras que está brotando el pelaje. No es tan malo como podría pensarse.


[Errata Naturae. Traducción de Silvia Moreno Parrado]

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EL RÍO

Resulta muy interesante, justo tras leer Invierno, que es no ficción, que es autobiográfico, adentrarse en los tres relatos de El río (que acaba de publicar Volcano Libros) y rastrear entre sus páginas la experiencia del autor ahora pasada por el filtro de la ficción. Algunos de los detalles que Bass nos señalaba en Invierno, como el manejo de la motosierra o las descripciones de los ríos y de los peces, aparecen aquí y allá en algunos pasajes, en algunos momentos, de estos tres relatos. El denominador común siempre es el agua, ríos por los que los personajes van y vienen, cruzan y se bañan, ejes alrededor de los que gravitan los cambios, los hallazgos, sus vidas…

-"Mahatma Joe" es la historia de un predicador que llega a un valle de Montana y logra acabar con una celebración anual: los Días Nudistas en los que todo el mundo iba por el pueblo sin ropa. Años después, Mahatma Joe Krag sigue sin haber convertido a la gente al cristianismo, sigue sin haber cambiado las cosas como él quería, y entonces descubre algo que le motiva: junto a "su esposa y criada, Lily", cultiva en secreto y por la noche unos cuantos terrenos para enviar lo cosechado a los niños hambrientos de África. Mientras tanto, una mujer que suele bañarse desnuda en el río, los observa en secreto…

-"Pruebas de campo" es un extraño relato que comienza con una imagen que parece surgida de la mitología griega: dos hermanos descubren a una especie de coloso que, nadando por el río a contracorriente, tira de una barca que contiene estatuas de hierro. El individuo va desnudo y lleva una cuerda atada a la cintura para arrastrar la chalupa. Los hermanos se hacen amigos de este insólito Hércules y el hombre se vuelve una especie de miembro nuevo de la familia: incluso la madre sospecha que se trata de un hijo que perdió, que ha vuelto a sus brazos. También es el río el marco en el que se desarrolla parte de la historia.

-"El río" trata sobre River Platte, título original del libro, y de cómo un ex jugador de fútbol va a dar una charla muy bien pagada al campus donde trabaja un amigo de los viejos tiempos. El antiguo deportista lleva dentro una herida reciente: su novia se ha ido de casa y no sabe con certeza si ella volverá o si se ha ido para siempre. Se produce entonces el choque entre el reencuentro con el pasado y la inseguridad sobre el futuro. Los colegas de su viejo amigo, algunos de ellos poetas, le invitan a participar en una pesca nocturna que tiene mucho de ritual y de celebración de hermandad. Esta parte, donde el río vuelve a simbolizar el tiempo y sus servidumbres, recuerda (y puede que sea un homenaje velado) a una obra que a mí me gusta mucho y he leído un par de veces: El río de la vida, la gran novela de Norman Maclean que aquí publicaron en Muchnik y en Libros del Asteroide. Aquí va un fragmento de este relato:

Es una noche lenta. Están en el río, con el agua hasta la cintura, en mitad de la oscuridad, al borde del canal hondo. El agua borbotea y salpica, levanta un aire fresco que les baña la cara, presionando contra sus piernas, como tratando de arrastrarlos. Ellos lanzan sus moscas una y otra vez al corazón del canal, al pliegue, no dicen nada, solo los cuatro, esperando y mirando fijamente la cabaña vacía al otro lado del río, el lado escarpado. Las moscas se quedan un segundo flotando sobre sus cabezas en el lance trasero, esas diminutas moscas amarillas mezcladas con las estrellas, antes de que las lancen hacia delante, a flotar en el río y luego ir a la deriva, cabalgando el torrente alocado  del centro del río, esperando a que el viajero cabeza de acero las atrape. Los hombres, al otro extremo del fino sedal, miran fijamente la cercana oscuridad de las aguas negras y rápidas, a la espera de sentir la sacudida del hombro, el tirón como de electrocución que les dice que cebo, pez y hombre están conectados.


[Volcano Libros. Traducción de Esther Cruz Santaella]