martes, abril 02, 2019

Tom Ripley, de Patricia Highsmith


Hace ya 10 años que Anagrama, en su colección 'Otra vuelta de tuerca' (una de mis favoritas del sello), sacó este tocho que contiene las 5 novelas protagonizadas por Tom Ripley, a saber: A pleno sol (aka El talento de Mr. Ripley), La máscara de Ripley, El amigo americano, Tras los pasos de Ripley y Ripley en peligro. Es un libro fabuloso, casi perfecto, pero hay que tomárselo con calma porque tiene 1275 páginas y una letra de tamaño medio y grandes dimensiones. Lo mejor es leer una de las novelas al mes o cada dos meses, y compaginarlas con otras lecturas.

Las historias de Ripley, aunque pueden leerse aisladas, es decir, puede uno leer El amigo americano y Ripley en peligro (por ejemplo), y no interesarse por las demás, es conveniente leerlas todas y en orden porque hay una progresión, y en cada libro Patricia Highsmith suele mencionar lo que ha ocurrido anteriormente: su personaje central progresa y la cuenta de cadáveres aumenta. Quizá las mejores sean las tres primeras, y sobre todo la que nos presenta a Ripley, porque es donde se va convirtiendo en quien será en el resto de los libros: un tipo joven que sale de la nada y que acaba ascendiendo socialmente gracias a su falta de escrúpulos, a su talento para el engaño y para salir airoso de los problemas, y por supuesto gracias a que suele asesinar a aquellos que le suponen un obstáculo. En la primera de las novelas acaba suplantando durante un tiempo al hijo de un millonario. A partir de entonces logra posición, logra beneficios y rentas, logra establecerse en Europa, casarse y empezar un estilo de vida que, en las novelas, sería casi costumbrista si no fuese porque siempre acechan crímenes e intrigas: Ripley, en todas estas historias, se dedica a viajar por lugares exóticos o elegantes, a tomar buenos vinos, a darse cenas de lujo con langosta y champán, a tomarse sus gin-tonics servidos por un ama de llaves, a viajar en avión de aquí para allá, a comprar cuadros caros…

Ripley es un personaje ambiguo, un tipo frío, pero a la vez nos cae bien, pese a su falta de moral (Highsmith logra en estos libros algo con lo que ya nos hemos familiarizado en las narrativas contemporáneas: que sintamos cierta simpatía, aunque no empatía, por un cabronazo, como lo eran Tony Soprano y Omar Little): es capaz de darse una cena de lujo junto a su huésped mientras en el garaje oculta los huesos de un cadáver, esperando el momento propicio para deshacerse de él.

Justo el día en que terminé la lectura de este compendio anunciaron que Netflix ha comprado los derechos de las novelas para convertirlas en una serie. Si dedican una temporada a cada libro y el guión y las interpretaciones están a la altura, pueden sacarle mucho partido. Hasta que llegue esa serie, si es que el proyecto sale adelante, convendría que leyeran una o varias de las novelas (algunas fueron llevadas al cine, pero en mi opinión no alcanzan el nivel de suspense forjado por la gran Patricia Highsmith).


[Anagrama. Traducciones de Jordi Beltrán e Isabel Núñez]