martes, octubre 02, 2018

Dar la cara, de Larry Brown


Lo primero que leí de Larry Brown fueron unos relatos publicados aquí por Bartleby Editores: Amor malo y feroz. Me impactaron. Brown estaba en la senda de Richard Ford y Raymond Carver, aunque puede que sus historias fuesen más duras, más crueles. Luego pasaron años hasta que, por fin, gracias a la editorial Dirty Works y a Nacho Reig y Javier Lucini, se empezó a traducir y editar aquí la obra completa de Brown: de momento podemos disfrutar de Trabajo sucio, Padre e hijo y de los relatos contenidos en Dar la cara. Si tuviera que elegir, me quedaría con su faceta de cuentista. Los 10 relatos de Dar la cara son extraordinarios y nos presentan a personajes que soportan una cantidad infinita de malos tragos diarios: rupturas, miseria, alcoholismo, violencia, problemas que se van acumulando sobre los hombros hasta que uno no puede más y decide echar otro tiento a la botella o sacar la mala hostia por los puños...

Ya en las primeras líneas, como buen cuentista, Larry Brown te mete sin anestesia en una historia brutal que te conmueve y te sacude, y a veces introduce sentencias que golpean, como en el relato "Kubuku a las riendas", cuando dice:

Cuando un matrimonio pierde la confianza, lo ha perdido todo.

Los matrimonios que no funcionan son una sombra que suelen planear por sus historias, como en "Vida nocturna", donde el narrador (un tipo que trata de ligar en un garito) reflexiona al respecto:

-Bueno –digo. Le doy un trago a la cerveza. Puede que esté diciendo la verdad. Puede que tuviesen lo que ella se piensa que fue un buen matrimonio. No sería la primera vez que ocurre algo así. Uno se puede llevar bien con su pareja durante años y luego se puede ir todo a la mierda en menos de un segundo. Se pueden llegar a hacer cosas imperdonables. Una palabra que conduce a otra. Puedes llegar a perder el control y un montón de cosas más. Pueden hacértelo pagar por un solo segundo de rabia. Pueden hacértelo pagar con tu casa, tu coche, tu dinero y tu autoestima. No hace falta que me explique nada acerca del matrimonio. Ya me lo sé. El matrimonio es tener que vivir con una mujer. Eso es el matrimonio.

Como sucedía en Amor malo y feroz, la técnica narrativa no siempre es la misma. Por ejemplo, en dos de los mejores relatos se alternan y amontonan los recuerdos, hilvanando saltos atrás y adelante en la memoria ("Julie: un recuerdo"), u ofreciendo dos narradores distintos, un hombre y una mujer que se conocen y se tantean ("Adiós a la ciudad"). En cualquier caso, no hay ningún cuento flojo en el libro.

Hay mucho dolor en estos relatos, mucha bebida, muchos infiernos interiores y muchos personajes a la deriva, temas todos ellos que a mí particularmente me interesan y me fascinan:

No me quedaba mucho tiempo. La vida pasa y si la malgastas siendo infeliz, ¿qué sentido tiene? Si quedarte no te hace feliz y largarte arruinaría la vida de otra persona, ¿cuál es la respuesta?


[Dirty Works. Traducción de Javier Lucini]