miércoles, septiembre 19, 2018

Devastación, de Tom Kristensen



Devastación es una especie de clásico oculto que, auspiciado por los elogios de Karl Ove Knausgard, está viviendo una resurrección en forma de traducciones y reediciones. La novela de Tom Kristensen (1893 – 1974) cuenta el declive de un hombre en la treintena: Ole Jastrau, crítico literario y antiguo poeta (lleva años sin escribir poemas), quien un día se da cuenta de que es un borracho y empieza a tirarlo todo por la borda. Permite que conocidos del pasado pernocten en su casa, pese a la oposición de su mujer; se emborracha cada noche y a menudo se despierta horas después sin saber qué ha hecho ni dónde ha estado (y los escenarios en los que se levanta van cambiando: el calabozo, la casa de otra persona, etc). Las decisiones que va tomando y los pasos que da a medida que pasan los días y comete más errores son un compendio de lo que significa la autodestrucción: cuando alguien elige recorrer sus propios límites para saber hasta dónde puede llegar. Jastrau, así, deambula por Copenhague codeándose con periodistas, poetas, meretrices, damas burguesas, revolucionarios…

Jastrau en seguida nos cae bien, y quizá es por eso que nos van doliendo las decisiones que toma, los caminos que escoge para continuar adentrándose en el fango. También es cierto que el autor, Tom Kristensen, narra de una manera en la que la tragedia está suavizada por la comedia. Hay un momento, hacia el final del libro, en el que dice:

Son tantas las cosas que pueden hacerse añicos en torno a un hombre que, al final, lo encuentra hasta cómico.

Uno busca las razones para la autodestrucción de Jastrau, pero nunca acaban de quedar claras. A veces uno decide descender sólo para probarse, para saber hasta dónde puede llegar, o porque no le encuentra sentido a las rutinas, a lo cotidiano, a las servidumbres a las que estamos obligados en una sociedad civilizada y occidental, o tal vez porque descubre que ya no es ni la sombra de quien fue. Aunque en un pasaje, hacia el final del libro, él mismo le dice a alguien:

 […] Uno puede opinar lo que le venga en gana, estética, ética, qué sé yo… Pero cuando sus opiniones se adentran un poco en el terreno de lo económico, adiós libertad. […] Ya ve, no soy más que un hombre común y corriente que ha hecho sus pinitos en la exploración del alma y la libertad absoluta. De momento, he logrado convertirme en un borracho.

A pesar de ser una novela voluminosa (647 páginas), en ningún momento llega a aburrirnos o a fatigarnos, quizá por el ritmo que va insertando el autor (abundantes diálogos, situaciones embarazosas, continuos cambios de escenario, comentarios mordaces de varios personajes…). Devastación ha sido un gran descubrimiento por parte de Errata Naturae. 


[Errata Naturae. Traducción de Blanca Ortiz Ostalé]