viernes, agosto 03, 2018

Allegro ma non troppo, de Carlo M. Cipolla


Este breve libro, muy popular, contiene 2 textos breves de Carlo Cipolla: "El papel de las especias (y de la pimienta en particular) en el desarrollo económico de la Edad Media" y "Las leyes fundamentales de la estupidez humana". Hubo un tiempo en que no se habían publicado en un libro y circularon en fotocopias clandestinas por ahí, como desvela el autor en la introducción.

"El papel de las especias…" es un ensayo irónico en el que se parodian esos libros de historia que se han tomado demasiado en serio ciertas circunstancias para explicarse el mundo y el devenir del hombre en el planeta. Es divertido y muy breve. Pero es el segundo texto el que es digno de subrayar.

"Las leyes fundamentales…" son 5, según Cipolla. Aquí el autor apuesta por el humorismo, como también indica en el introito. El humor no está al alcance de cualquiera, pero sí al de Cipolla porque su libro hace reír y además contiene bastantes verdades como puños. En la introducción habla sobre el humorismo:

Entendámonos: el humorismo chabacano, facilón, vulgar, prefabricado (=chiste) está al alcance de muchos, pero no se trata de auténtico humorismo. Es una deformación del humorismo. […] El humorismo es, claramente, la capacidad inteligente y sutil de poner de relieve y destacar el aspecto cómico de la realidad. Pero es también mucho más que eso.

Muchas de las citas corren por internet, las difunden los lectores por las redes sociales y probablemente conocéis algunas de ellas. Aquí copio unas cuantas:

Siempre e inevitablemente cada uno de nosotros subestima el número de individuos estúpidos que circulan por el mundo.

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Las tendencias culturales que prevalecen hoy en día en los países occidentales favorecen una visión igualitaria de la humanidad. […] Se trata de una opinión extendida que personalmente no comparto. Tengo la firme convicción, avalada por años de observación y experimentación, de que los hombres no son iguales, de que algunos son estúpidos y otros no lo son, y de que la diferencia no la determinan fuerzas o factores culturales sino los manejos biogenéticos de una inescrutable Madre Naturaleza. Uno es estúpido del mismo modo que otro tiene el cabello rubio; uno pertenece al grupo de los estúpidos como otro pertenece a un grupo sanguíneo. En definitiva, uno nace estúpido por designio inescrutable e irreprochable de la Divina Providencia.

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Una persona estúpida es una persona que causa un daño a otra persona o grupo de personas sin obtener, al mismo tiempo, un provecho para sí, o incluso obteniendo un perjuicio.

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Nuestra vida está salpicada de ocasiones en que sufrimos pérdidas de dinero, tiempo, energía, apetito, tranquilidad y buen humor por culpa de las dudosas acciones de alguna absurda criatura a la que, en los momentos más impensables e inconvenientes, se le ocurre causarnos daños, frustraciones y dificultades, sin que ella vaya a ganar absolutamente nada con sus acciones. Nadie sabe, entiende o puede explicar por qué esta absurda criatura hace lo que hace. En realidad, no existe explicación –o mejor dicho– sólo hay una explicación: la persona en cuestión es estúpida.

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Tal como está implícito en la Tercera Ley Fundamental, una criatura estúpida os perseguirá sin razón, sin un plan preciso, en los momentos y lugares más improbables y más impensables. No existe modo alguno racional de prever si, cuándo, cómo y por qué, una criatura estúpida llevará a cabo su ataque. Frente a un individuo estúpido, uno está completamente desarmado.

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El estúpido es más peligroso que el malvado.

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Las personas estúpidas ocasionan pérdidas a otras personas sin obtener ningún beneficio para ellas mismas. Por consiguiente, la sociedad entera se empobrece.


[Crítica/Booket. Traducción de Maria Pons]