lunes, enero 16, 2017

Diario de Ithaca, de Miguel Ángel Hernández


Comento a unos amigos que también yo escribo ficción. Cuando me preguntan si he publicado algo y digo que sí, siento cómo se transforman las miradas. So you are a published autor, my God. Tengo la sensación de que aquí realmente importa haber escrito un libro. Aquí eso es algo serio. Aquí un libro es un libro.

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Al final ha sido una suerte tener que cambiarme de casa. En el fondo esto es lo que andaba buscando. Una puerta abierta al mundo real. Ithaca ha dejado de ser una postal exótica. Comienzo por primera vez a tener la sensación de que habito este lugar. Siento por fin que empiezo a estar dentro de la imagen.

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El lunes hace ocho años que murió mi madre. Es extraño como el paso del tiempo acaba quitándonos las palabras. He escrito mucho sobre esta pérdida. Pero ahora, ocho años después, no sé qué decir o escribir. Ni siquiera sé qué es lo que pienso. Sólo sé que hace ocho años que murió mi madre.

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Comienza la recta final. Apenas una semana y media para el regreso. Todo es ya una despedida. Cada desayuno, cada vuelta en la cama, cada paseo por el pueblo, cada libro que abro lleva consigo la textura del fin.


[Newcastle Ediciones]